En un artículo publicado anteriormente, se hacía referencia a la justificación y necesidad de acometer un cambio de paradigma para evolucionar hacia un liderazgo decidido y con propósito. En este artículo, se analizan y detallan los cambios de mentalidad necesarios para hacer realidad este tipo de liderazgo.
La sociedad es cada vez más consciente y se vuelve más exigente con las organizaciones para que éstas logren equilibrar la sostenibilidad comercial, ambiental y social, exigiéndoles responsabilidades por sus acciones.
Los colaboradores no buscan una relación puramente transaccional con organizaciones que únicamente se centran en el objetivo de ganar dinero, sino que buscan un mayor significado en su trabajo.
Los inversores apoyan cada vez más a las organizaciones que desempeñan un papel equilibrado en los ámbitos social, económico y ambiental.
Por lo tanto, las organizaciones deben llevar a cabo una profunda introspección para identificar, comunicar y vivir su propósito de manera auténtica y decidida que se adapte al cambio de paradigma al que nos enfrentamos.
El liderazgo decidido y con propósito para asegurar el éxito de las organizaciones, su aceptabilidad social y el atractivo para captar y retener el talento requiere un cambio de mentalidad que se traduce en 6 características imprescindibles para su materialización.
1. Altruismo frente a Impacto.
Las organizaciones con propósito logran equilibrar y potenciar con éxito el valor social, ambiental y ético con la generación de valor económico.
Este cambio de mentalidad de liderazgo provista de SENTIDO MULTIDIMENSIONAL que permita pensar y actuar en múltiples planos, escanear rápidamente las potenciales oportunidades, los riesgos emergentes, las expectativas de los grupos de interés y afrontar estas nuevas situaciones y oportunidades que ofrece el entorno.
2. De centrado localmente a centrado globalmente.
Las organizaciones deben abordar y resolver los problemas globales, pero no de una manera rígida, sino evaluando las iniciativas globales y así adaptarlas a los desafíos, culturas e idiosincrasias locales.
Este cambio de mentalidad requiere la habilidad de liderazgo de la EMPATÍA que permita poder y disponer de la capacidad de entender perfectamente las acciones, decisiones y opiniones de los grupos de interés claves en un entorno matricial y multi geográfico.
Los colaboradores no buscan una relación puramente transaccional con organizaciones centradas en ganar dinero, sino un mayor significado en su trabajo
3. De corto a largo plazo.
El equipo de liderazgo debe navegar a través de la paradoja del impacto a corto plazo y los beneficios a largo plazo, con el propósito como la brújula que lo guía.
Este cambio de mentalidad requiere de un liderazgo provisto de VALENTÍA, plasmado en la capacidad de tomar las medidas adecuadas, incluso frente a la adversidad y las presiones.
4. Exclusivo a Inclusivo.
El crecimiento inclusivo requiere de un enfoque en el ecosistema, centrándose en el bienestar de los colaboradores, medioambiente, clientes, proveedores, comunidades y administración.
Este cambio de mentalidad requiere de liderazgo enfocado en la HUMILDAD, que reconozca y acepte la realidad a través de la autoconciencia y la apertura de mente. Los líderes humildes tienen un sentido realista de sus propias capacidades en relación con los demás y la situación que les rodea.
5. Organizacional a Personal.
Para un alineamiento sólido y potente, los líderes deben creer en el poder de su propósito, cultivar el propósito individual y garantizar la autenticidad.
Este cambio de mentalidad requiere de un liderazgo fuertemente enfocado en INSPIRAR A LOS DEMÁS, mediante el aprovechamiento del potencial de los colaboradores de una manera que sea beneficiosa para ellos y los aliente a esforzarse, a alcanzar su máximo potencial y abrazar una causa.
6. Del Porqué al Cómo.
Las organizaciones deben buscar respuestas al ‘CÓMO’, lo que implica adaptar el marco de acción, prácticas, estrategia de comunicación y alineamiento de propósito y cultura.
Este cambio de mentalidad requiere de un liderazgo con un fuerte componente de PENSAMIENTO ESTRATÉGICO: es decir, la capacidad de comprender la estrategia a largo plazo de la organización y poder elaborar planes efectivos alineados con los objetivos dentro de los contextos económico, social y ambiental, tanto a nivel local, como regional y global.
Alfred Arias, profesor de los módulos de Lideratge d’Equips i Gestió de persones del MBA-URV
