Ricomà clama a «seguir el cambio o habrá el pacto de la vergüenza en Tarragona»

«El PSC tiene a la ultraderecha dentro». El candidato de ERC alerta junto al President Pere Aragonès de que «la derecha catalana» reeditará en la Plaça de la Font el acuerdo de la Diputació de Barcelona «para que manden los de siempre»

25 mayo 2023 23:20 | Actualizado a 25 mayo 2023 23:20
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Pau Ricomà sube revoluciones para aspirar a la reelección. El mismo día que Jordi Sendra (Junts) pedía públicamente un cara a cara con Rubén Viñuales (PSC), este jueves el alcalde y candidato de ERC arremetió junto al President Pere Aragonès contra la formación de Carles Puigdemont y los socialistas, a quienes acusó de tener apalabrado el «pacto de la vergüenza» en la Plaça de la Font para que «sigan mandando los de siempre», al estilo «de lo que ya hicieron en la Diputació de Barcelona».

Así lo recalcó Pere Aragonès ante unas 150 personas en el Tinglado 1 del Moll de Costa, a la vez que recordó que Junts «curiosamente, al final no ha hecho la consulta que anunciaron para valorar si rompían ese acuerdo. Se ve que les puede más el cargo de algunos asesores».

«Estas son las elecciones más importantes de los últimos años, ya que está en juego el modelo urbanístico de la ciudad. Hay quien ha apoyado a plataformas de extrema derecha que se han gastado mucho dinero para fomentar el discurso del odio con campañas para intentar derribarnos.

¿Creen que esto lo harán gratis? ¡No! Querrán pasar la factura tras las elecciones para que cedan con la Budellera y Terres Cavades y dejarles construir cinco ó seis mil viviendas donde ahora hay bosques», afirmó Ricomà en relación a la plataforma Pro Llevant, que se opone al albergue juvenil en la Ciutat de Repòs i Vacances, así como a la de Tarragona Creix.

Sobre todo ello, el líder republicano siguió la línea expresada recientemente en una entrevista con el Diari en la que destacaba que «Tarragona no puede volver a estar en manos de las élites», y ahora teme «o seguimos el cambio o habrá un acuerdo entre la derecha catalana y la española» para favorecer «los intereses inmobiliarios y guardar la estelada en un cajón».

Tensión con Junts

El acercamiento entre PSC y Junts sobre el modelo de crecimiento del nuevo POUM ha dinamitado los puentes de acuerdo entre las tres formaciones que en estos momentos lideran el ejecutivo municipal: ERC, Junts y CUP. El aval de los de Puigdemont para resucitar el plan parcial de la Vall del Llorito –antes conocido como Terres Cavades– ya supuso que este pasado lunes las cupaires vetaran cualquier posible entendimiento con Junts tras los comicios de este domingo, ya que consideran que «ha copiado el programa urbanístico del PSC».

Ahora, a las puertas de la cita con las urnas, las vías de diálogo se tambalean también entre Esquerra y juntaires. «La ciudad no prospera con más cemento. Nosotros somos los que plantamos cara contra el asfalto, los que hicimos la cadena humana para preservar la Anella Verda y los que no reparten carnés de independentistas porque el 1-O fue una lucha conjunta», añadió Ricomà.

Durante su intervención final en una campaña larga y de baja intensidad, Ricomà se mostró especialmente beligerante ante un PSC que «lleva a la ultraderecha dentro», indicó en relación al hecho de que el alcaldable Rubén Viñuales y la número ‘8’ –Sonia Orts– proceden de Ciutadans. «Hace cuatro años habríamos podido pactar con el PSC, pero no quisimos hacerlo con un partido manchado de corrupción, clientelismo, indignidad y opacidad, y que ahora apuesta por un alcaldable que luchaban contra la lengua y la Escola Catalana y que, asimismo, aplaudió la represión y la prisión» a los responsables del referéndum del 1 d’octubre.

«El domingo, lluvia de votos»

Críticas a Junts y PSC aparte, el President Pere Aragonès reivindica los «valores republicanos» que «nos han llevado a ser el único partido sin casos de corrupción en los 92 años de nuestra historia», según destacaron tanto la secretaria general adjunta, Marta Vilalta, como la expresidenta del Parlament de Catalunya, la ebrense Carme Forcadell, quien estuvo presa en el centro penitenciario de Mas d’Enric a raíz del 1 d’octubre.

Asimismo, Aragonès recalcó que «desde 2019, el equipo de Ricomà ha dejado atrás los gobiernos con sospechas y causas abiertas por corrupción», destacó en relación al caso Inipro que, seguramente en 2024, llevará a juicio al exalcalde socialista Josep Fèlix Ballesteros y a la exportavoz municipal entre los años 2007 y 2019, Begoña Floria (PSC). Aragonès también valoró el «trabajo conjunto» realizado durante los dos últimos años con Tarragona. «Hemos desbloqueado el nuevo Hospital Joan XXIII, articularemos el tranvía por el Àrea Metropolitana y apostamos por Tarragona como referencia en la reindustrialización del país con hidrogeno verde», resaltó.

Con todo ello, está claro que retener la alcaldía de la ciudad de Tarragona es, junto a la Paeria de Lleida y Reus, el gran objetivo de Esquerra Republicana en las elecciones de este 28 de mayo, una vez que las expectativas en Barcelona y Girona son menos ambiciosas. Por esto, ERC apuesta fuerte para lograr «una lluvia de votos» que le permitan retener la mayor parte de los 12.872 apoyos que sumó en 2019, cuando dio el gran salto tras pasar de los cuatro concejales que tenía entonces hasta siete, un número que le permitió igualar al PSC y, a la postre, dar el inesperado sorpasso a Ballesteros gracias a En Comú Podem, Junts y CUP.

Ahora, para seguir cuatro años más como alcalde, Pau Ricomà deberá afrontar un reto mayúsculo y sin precedentes: ser el primer alcalde en ejercicio en cuarenta años que se presenta a la reelección y que logra o bien igualar o bien superar sus resultados. Se trata de un objetivo que solo logró Josep Maria Recasens (PSC) en 1983, cuando mejoró el número de concejales respecto a una primera cita en las urnas de los ayuntamientos democráticos en 1979 que dejaron un resultado muy dividido. Desde entonces, ni Joan Miquel Nadal (CiU) ni Josep Fèlix Ballesteros (PSC) lo lograron. El nacionalista sumó 14 concejales en 1991; 13 en 1995; 11 en 1999; y 10 en 2003. Por su parte, el socialista rozó la mayoría absoluta en 2007 con 13 concejales, se quedó con 12 en 2011 y bajó a nueve en 2015 para, finalmente, perder la alcaldía en 2019 con siete ediles.

Ahora, pues, las aspiraciones para «consolidar el cambio» pasan por mantener o igualar los actuales siete ediles, ya que bajar de este número haría prácticamente imposible poder reeditar cualquier alternativa que sumara 14 concejales. Ricomà, historiador de formación, tiene este domingo, pues, una cita con la historia: romper las estadísticas y provocar el tsunami republicano que le otorgue un segundo mandato en la Plaça de la Font.

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