Las crisis, con todos sus aspectos negativos, ofrecen también oportunidades y la posibilidad de replantearnos muchas cosas. A la carestía de todos los bienes de consumo se ha unido la necesidad de ser más sostenibles para cuidar un planeta con recursos limitados, a lo que suma la falta de materias primas.
Todo esto ha llevado a la sociedad a abandonar aquel adagio que recomendaba comprar en lugar de reparar y que tantos oficios –costureras, zapateros remendones, técnicos de televisión...– se llevó por delante. Arreglar una cremallera rota, reparar las suelas de unos zapatos, tapizar una silla, arreglar una impresora... Parecen cosas del pasado. En efecto, nuestros abuelos y abuelas eran expertos en reparar todo tipo de cosas.
No se trata solo de gastar menos, sino también de apostar por un consumo más responsable con el medioambiente y solidario
En parte porque la producción en masa no se había expandido con la magnitud de hoy, pero también porque su mentalidad no era ‘consumir y consumir’, sino ‘conservar, ahorrar y cuidar’. Una mentalidad que se ha demostrado sabia, frente al perverso principio de la obsolescencia programada y la contaminación que causa tirar y desperdiciar todo tipo de bienes y aparatos, sin pararnos a pensar el gasto que se oculta tras esta práctica –por ejemplo, la elaboración de una camiseta de algodón requiere de 2.700 litros de agua, cantidad suficiente para que una persona beba durante 900 días–.
Sí, en los últimos tiempos, frente a la sobreproducción y el sobreconsumo, surgen cada vez más voces y ciudadanos que tienden a favorecer el consumo de productos éticos y responsables y a incentivar la vuelta a la costumbre de la reparación y la economía circular. Porque no se trata solo de preservar en la medida de lo posible el ya castigado poder adquisitivo de los ciudadanos, sino también apostar por un consumo más responsable y solidario. Y reconforta comprobar que los ciudadanos no están solos en esta lucha; la UE aprobó recientemente la ley que consagra el derecho a reparar. Aunque parezca insólito, un gran avance.
