El oficio del líder

Se precisa, además de un talento especial, un talante coriáceo para persistir como líder

19 mayo 2017 22:19 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:38
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Sí, parece que es grato mandar, aunque sea trabajoso porque los que obedecen suelen ser bastante díscolos. Cervantes, que todo lo llegó a saber en su heroica y desastrada vida, puso en boca del buen Sancho eso de que es bueno mandar aunque sea en un hato de ganado, pero la ganadería humana es más diversa. Ahora le está saliendo a Podemos un crítico debajo de cada matorral. Algunos se unen a la izquierda para plantear candidaturas de Unidad Popular como las que triunfaron eventualmente en Zaragoza, Madrid y Barcelona. Otros no saben a quién unirse, porque aquí cada uno es cada uno, aunque haya más jefes que indios. En Común buscan el éxito de Carmena y Colau. Vivimos en el siglo de las siglas, que dijo Dámaso Alonso, y hace falta ser muy culto en política, o sea, muy inculto en otras cosas, para saber quiénes son los de Equo y los de Anova. En opinión de los entomólogos de la política española, la izquierda está partida y la coalición Ahora en Común está diluyendo el voto radical al mismo tiempo que debilita a Podemos. La marea ciudadana para las elecciones generales previstas para el próximo otoño puede ahogar a muchos. Pablo Iglesias, que no le teme a los temporales que él mismo provoca, dice que no es la izquierda la que traerá el cambio, sino la gente.

Un arduo oficio el que ha escogido este muchacho, inevitablemente simpático y mucho más cuando se resiste a comandar una legión de desencantados. «Dejadme solo», ha dicho, como los toreros que ahora llevan coleta postiza. Está convencido de que la herramienta electoral se llama Podemos y que los otros utensilios o están en desuso o nunca sirvieron. El caso es que nunca ha tenido tantos competidores reclutados entre sus prófugos. Se precisa, además de un talento especial, un talante coriáceo para persistir en la vocación de líder. Los que llegan ofrecen un lamentable estado a su llegada. Se han dejado muchas plumas en el trayecto y casi todas las convicciones iniciales. El líder que llega al poder se parece muy poco al que inició el viaje.

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