En 1980, recién elegido, Pujol dijo a Prenafeta: «Lluís, la Generalitat som tu i jo». No le faltaba razón. En los primeros momentos recibía de la Diputación de Barcelona dinero, personal, edificios, coches y muebles.
En las elecciones, Convergentes, PSC y PSUC prometieron «vaciar las Diputaciones» en un año; pero el PSC, al quedarse en la oposición, ya no tuvo tanta prisa y las utilizó como contrapoder. Pasado el tiempo, también los nacionalistas las repensaron, incluso las consideraron una «estructura d’Estat».
Como nos recordó Antoni Jordà, la Diputació de Tarragona cumplió ayer 200 años. Es la institución que mejor funciona y más consenso produce. Podría decirse de ella aquella frase clásica: «Los muertos que vos matáis gozan de buena salud».
