‘Entrañable, optimista, inquieto, apasionado por las humanidades», le definía Begoña Floria en el acto en el que Ballesteros entregaba a Joan Josep Marca el título de su vida: Fill Predilecte de Tarragona.
Su relación con la ciudad es la de un amor correspondido. Nacido en 1940, apenas acabada la guerra, observa ahora, desde su despacho de la Fundació Mútua Catalana, la Rambla Nova en la que jugaba al fútbol de niño.
Es un economista volcado al mundo de la cultura desde que se involucró en fundar la LLibreria La Rambla, de lo que viene su amistad con Marrugat.
La Fundación que preside ejerce el mayor mecenazgo cultural en Tarragona, a través de convenios con el Ayuntamiento, el Arzobispado y la Universidad. Bien merecía Marca la predilección otorgada.