El ruido ambiental en Tarragona
n Leo en El Periódico que una propietaria de un bar de Sant Feliu de Guíxols se queja porque le entregan un acta de inspección de control de contaminación acústica de actividades y le obligan a cerrar el bar a las 10 de la noche.
Deduzco por la carta que en su bar no ha habido en ningún momento un ruido ambiental de tráfico, petardos y griterío, sino que venía de la calle.
Acaba diciendo que tienen abierto un proceso judicial contra el Ayuntamiento.
Por aquí ya se va aclarando algo. Pero claro, ¿quién tiene el poder?
Si estos señores de la contaminación acústica hubiesen estado en Tarragona en la Rambla, la noche del miércoles 12 de agosto, les habrían reventado los oídos con el ensordecedor estruendo que nos regalaron los 40 Principales.
Me han dicho que se trataba de esto. Mucha gente joven gritando animados, bajo el ruido del (pumba pumba) desde las 19 a las 23 horas.
Por lo visto mola mucho y hay que aguantar.
De todas formas me alegra que lo pasaran bien.
Las terrazas de los bares se vaciaron porque no había quién aguantara semejante tormento. Mucho mejor será para otra vez, si vienen, que lo hagan en el parque del Francolí que es mucho más adecuado y caben muchos más seguidores.
Por otra parte, también tenemos la playa del Milagro, que pide «a gritos» que se haga fiesta, aunque no sé qué opinión tendrán los vecinos de la zona.
Sería bueno que el Ayuntamiento hiciera un buen sondeo de opinión, para cuando quiera ofrecer este tipo de eventos a la ciudad.
M.ª Elisa Aragonés Domènech
(Tarragona)
Lope de Vega
Según se ha calculado, Félix Lope de Vega (1562-1635) escribió entre 1.500 y 2.200 obras de teatro, que en su conjunto sumarían unas 133.000 páginas, con 21.000.000 millones de versos (lo cual le convertiría en el dramaturgo más prolífico del mundo), de los cuales se conservan unas 436 obras y 42 autos sacramentales.
Esta ingente actividad creativa hizo que Miguel de Cervantes le llamara «monstruo de la naturaleza».
Al parecer, Lope de Vega leía en latín a los cinco años y tradujo a Claudio a los diez.
Sabía tocar instrumentos musicales, cantar y manejar la espada, y había completado su primera obra en cuatro actos, El verdadero amante.
Siempre se mostró acomplejado por su origen plebeyo (provenía de una humilde familia santanderina, de la Vega de Carriedo), y al comenzar su actividad literaria añadió a su nombre un segundo apellido (y Carpio), apellido que pertenecía a un tío suyo, inquisidor de Sevilla.
Se alistó a la Armada Invencible, fue secretario del Duque de Alba (1590), del Marqués de Malpica (1596), del conde de Lemos (1598) y del Duque de Sossa.
Vivió una vida sentimental movida, con muchos hijos ilegítimos que no reconoció.
En 1614 tomó los hábitos, convirtiéndose en familiar de la Santa Inquisición.
Murió a los 72 años, el 27 de Agosto de 1635, a causa de una enfermedad, según dicen, propiciada por las continuas flagelaciones a que sometía a su viejo cuerpo.
Su protector, el Duque de Sossa, homenajeó su muerte con un funeral que duró nueve días.
Francisco Ortiz de Pinedo Mendiluce
(Tarragona)
