Alumnos de Medicina piden dejar su facultad «anticuada» y sumarse al Campus Bellissens

El escaso parking y la lejanía del hospital contrastan con el entorno acogedor. El Ayuntamiento de Reus ya tiene listos los estudios previos de un nuevo edificio. La URV avisa de que son trabajos preliminares y que falta financiación

27 septiembre 2022 19:32 | Actualizado a 28 septiembre 2022 07:00
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Más metros, instalaciones modernas, facilidades para aparcar y la oportunidad de socializar con estudiantes de otros grados. Es lo que piden los alumnos de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV, ubicada en la céntrica calle Sant Llorenç y que espera desde hace años su traslado a un nuevo edificio previsto en el Campus Bellissens. Los jóvenes valoran algunas ventajas del actual complejo, que califican de «familiar» y «acogedor», pero coinciden en que «el cambio sería positivo». Muchos, sin embargo, lamentan que «seguramente no llegaremos a verlo».

Sus pesimistas expectativas no son infundadas. Y es que la idea del salto de Medicina a terrenos cercanos al Hospital Sant Joan lleva rondando de cajón en cajón casi dos décadas.

Tras un tiempo en pausa por falta de recursos, el Ayuntamiento de Reus relanzó en 2021 esta ya histórica voluntad. Lo hizo mediante el encargo de los estudios previos para la construcción de una nueva facultad. Las tareas se adjudicaron el pasado diciembre por 19.481 euros.

La elaboración de los documentos, que debían arrojar luz sobre las dimensiones y prestaciones del futuro recinto, contaba con un plazo máximo de ejecución de tres meses. Ampliamente vencido ese margen, y pese a reiteradas consultas, fuentes municipales declinaron aportar información a este rotativo sobre el resultado. Se limitaron a asegurar, en última instancia, que los estudios están listos y el Ayuntamiento dispone de ellos, a la espera de la entrega oficial. Emplazaron, para el resto, a una presentación pública y conjunta con la URV para la que no se conoce fecha.

El dinero, el escollo a medio plazo

Por su parte, fuentes de la URV preguntadas por el traslado confirmaron que el informe que mandó preparar el gobierno reusense todavía no les ha sido presentado formalmente. En cualquier caso, «a la espera de disponer de todos los detalles, entendemos que se trata de unos trabajos muy preliminares», especificaron. Y añadieron que, «como es conocido por todos, el principal obstáculo a medio plazo es tener la financiación para redactar el proyecto definitivo y construir el nuevo equipamiento». El rector de la URV, Josep Pallarès, realizó una visita institucional al Ayuntamiento a finales de septiembre.

«Ojalá se haga pronto el cambio»

Claudia Pérez cursa segundo de Medicina. «Es verdad que la facultad está un poco anticuada», explica. Y comenta que «cuando empezamos la carrera, ya escuchamos que hablaban del traslado e incluso el año pasado, en una reunión, la anterior decana nos expuso el movimiento». Pese a todo, dice, «entre la Covid y todo lo que ha venido después, a día de hoy seguimos igual». Ella acude a las aulas en coche y «es imposible aparcar, estamos en el centro y no hay una zona para los alumnos», se queja.

En cuanto al estado de las dependencias, la estudiante apunta que «el CRAI se llena en época de exámenes y no encuentras sitio» y «la zona para comer está abajo, es muy pequeña y sin ventilación; en invierno comemos fuera y hace frío». Las salas principales «no están muy mal», pero hay otras más reduci que «casi no se usan». «Ojalá se haga pronto el cambio», desea Claudia, aunque es consciente de que «probablemente ya no nos toque vivirlo».

Para otros alumnos, como Marc Hernández, que está en tercero, lo importante del enclave proyectado es que, en cierto momento del Grado, «damos el paso hacia la unidad docente de los hospitales y, estando en Bellissens, tendríamos el Sant Joan cerca». Marc explica que, en la calle Sant Llorenç, las instalaciones «son bastante antiguas y resultan pequeñas comparadas con las de otras facultades; dejan mucho que desear». Además, «estamos muy apartados del resto de estudios y querríamos también poder formar parte de un campus», aunque «hay gente que viene de fuera y prefiere vivir en el centro».

Coincide con él, en cierta forma, Juan Gordo, estudiante de segundo. «El hospital está a las afueras y no tiene sentido que nosotros continuemos en el centro cuando, además, el resto de las facultades están en Bellissens», opina. Y afirma que «simplemente por la localización, entiendo que un cambio no nos vendría mal». «El año pasado nos dijeron que tardarían unos tres o cuatro años en iniciar el traslado y parece que la idea está ahí; veremos si se lleva a cabo o no», apunta.

Igualmente, «dentro de lo que cabe, donde estamos no estamos tan mal», valora. Juan detalla que recientemente «se han cambiado algunas sillas» y se han solucionado problemas de climatización, «porque el último invierno hacía frío y nos quejábamos». Este es el segundo edificio más antiguo de la URV.

Pero no todos piensan igual. Entre los recién llegados, los estudiantes que se incorporan a primero, la sensación es de que la facultad aguanta. «El edificio está un poco viejo pero, por dentro, está bastante bien», explica Carol Subirats. «Al ver la fachada, me lo esperaba peor y aquí estamos céntricos, aunque en Bellissens habría más facultades y la posibilidad de relacionarse con alumnos de otros estudios», destaca. Pedro Ramírez, que también acaba de empezar, considera que «las instalaciones son decentes, están limpias y ordenadas». Si bien «faltan enchufes para los portátiles», este es «uno de los pocos fallos». Pedro cuenta que «veo bien una facultad nueva, pero tampoco me quejaría de seguir aquí si se hace un mantenimiento».

Desde otro ámbito, al frente de la sección sindical de CCOO, Joel Fernández expone que la obra es «el mayor gasto que tiene pendiente la URV» y dependerá de la dotación económica del plan de inversiones universitarias de la Generalitat, que «hemos reclamado que se recupere». «La ampliación del Campus Catalunya y el traslado de la Facultat d’Educació estaban antes por orden de ejecución», precisa. Todo ello «nos hace pensar que irá para largo», concluye.

Las bases para el proyecto y las obras

Los estudios preliminares de la nueva facultad sentarán las bases para redactar luego los documentos técnicos que permitan construir el edificio. El recinto se ubicará, si no hay cambios, entre la Facultat d’Economia i Empresa y el equipamiento del Eurecat-Centre Tecnològic de la Nutrició i la Salut, en el Campus Bellissens. Estos estudios se apoyan en el plan funcional que aportó la URV en 2021 y que diferencia entre dos instalaciones: una dedicada a la docencia y otra a la investigación biomédica. El mismo plan detalla que la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut debe fomentar la formación y la generación de conocimiento.

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