Casado cambia de estrategia y tilda a Vox de «ultraderecha» por vez primera

Pese a la debacle electoral, no ve su liderazgo cuestionado de momento y pasa al ataque contra Cs y la formación de Abascal

01 mayo 2019 11:31 | Actualizado a 09 mayo 2019 10:46
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Pablo Casado dio ayer muestras de haber escuchado a sus dirigentes territoriales, que piden un viraje al centro como tabla salvavidas antes de las elecciones del 26 de mayo. Barones y la cúpula del PP estaban convocados a un comité ejecutivo nacional de análisis y reorientación de la estrategia apenas 48 horas después de haber perdido en las urnas el respaldo de tres millones y medio de votantes. En una rectificación de sus tesis, el presidente de los conservadores definió, por primera vez, a Vox como «ultraderecha» y anunció que el lema de la campaña de las autonómicas y municipales será, precisamente, «Centrados en tu futuro». Parecido a aquel «Centrados en ti» de Mariano Rajoy en 2011. 

A 600 kilómetros, Alberto Núñez Feijóo, que excusó su asistencia a la reunión para asistir a la sesión de control en el Parlamento gallego, acababa de abogar por «ensanchar» el PP. También el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, apostó por no dejar de tener nunca «un pie en el centro».

No hay tres derechas
Casado no esperó a la comparecencia ante la prensa para ensayar el nuevo discurso. Fuentes asistentes al encuentro aseguran que asumió a puerta cerrada la derrota y, con el ánimo de encontrar oxígeno y ensanchar el espacio ahora achicado del PP, intentó empujar también a Cs hacia la «socialdemocracia». «Es falso que en España haya tres derechas –cambió el guion–; era un tópico falsario, en España sólo hay partido de centroderecha, que es el PP».

Esa reivindicación de la propia identidad es la que, según fuentes populares, no debió olvidarse en la campaña. «No se trata de repetir una y otra vez que se es de centro», advierten. Lo que esas voces críticas con el rumbo de la dirección echaron en falta antes del 28-A fue un discurso moderado y una distancia bien marcada con Cs y Vox. De ahí que consideren un error que, en algunos momentos, el PP y la formación de extrema derecha llegaran a parecer partidos intercambiables y se cayera en el «compadreo». 

Casado pasó ayer a la ofensiva que tanto quiso evitar. «Una reflexión sobre lo mucho que Santiago Abascal debe a este partido, que ha estado cobrando entre fundaciones, chiringuitos y mamandurrias, como él dice, de alguna comunidad hasta anteayer», dijo. «Nos quería meter en el Gobierno y ahora nos insulta», respondió Abascal en Twitter.

En público Casado rechazó que el proyecto se escorara a la derecha. «No creo que haya habido ningún giro. Dependiendo del medio de comunicación que se lea, hay quien dice que hemos dejado un espacio en la derecha y otros que hemos dejado un hueco en la izquierda», dijo. 

El único error que reconoció abiertamente, y quienes le han escuchado en privado cuentan que está convencido de ello, es el de no haber visto que el «adversario» de Cs y Vox era el PP «y no Pedro Sánchez». «No han podido con nosotros y no van a poner ni con malas artes ni campañas cínicas y torticeras ni intentando vender su derrota como una victoria», se desquitó.

Más pluralidad, menos Aznar
Fuentes territoriales pusieron en valor los gestos de Casado y apreciaron un interés en dar responsabilidades a dirigentes que no son de la línea «dura». Es el caso de Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina. La primera coordinará la campaña de las autonómicas y municipales y, la segunda, la de las europeas. 

Pero algunos cargos consultados piden más ambición en los cambios y que el proyecto deje de ser tan «profundamente personalista», que se escuche a las estructuras del partido. Hubo quien aplaudió la intervención a puerta cerrada del presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, por entender que reclamaba que todas las sensibilidades se tengan en cuenta. 

Fuentes territoriales defienden que Casado debería dar cabida en el núcleo de quienes le «susurran» a personas que estén fuera de la órbita de José María Aznar y a veteranos con trayectoria en el Gobierno y experiencia en manejar el partido.

Lo que nadie cuestionó en Génova fue la continuidad de su jefe. No a un mes de tener que afrontar las urnas. A eso se aferró el líder de los populares, que agradeció el «respaldo de todos los compañeros». «Espero no tener que llegar al tercer intento para gobernar España, estoy convencido de que será al segundo», llegó a decir.

Fuentes consultadas, sin embargo, muestran sus dudas sobre el futuro de Casado en caso de que los malos resultados se repitan en las municipales y autonómicas. Confían en frenar otra debacle. Lo que no tienen claro es si el pretendido giro al centro de la dirección del PP llega a tiempo y si será «creíble».

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