Las 6.900 toneladas de hormigón del mamotreto
del Miracle serán reutilizadas

La venta de los materiales ayudará a financiar el desmontaje, que costará más de 400.000 euros y podría iniciarse en primavera. Se abre el debate por la recuperación del entorno

11 junio 2022 19:43 | Actualizado a 11 junio 2022 22:03
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Tarragona está preparando el desmontaje de la plataforma de hormigón de la playa del Miracle, un hito de las entidades ecologistas y de una parte significativa de la ciudadanía que acabará con una estructura abandonada, que en su momento costó más de 8,4 millones de euros de inversión. El próximo sábado 18 de junio se cumplirán 21 años desde su inauguración y, lejos de convertirse en un mirador privilegiado, el espacio hace casi nueve años que está cerrado a causa de los problemas de accesibilidad y el nulo mantenimiento.

El mamotreto tiene los meses contados. Su eliminación forma parte del paquete de acciones del proyecto Greenbelt’26 que hace unos días obtenía 3,3 millones de euros de los fondos Next Generation. Esto garantizará la financiación para llevar a cabo la actuación, en la que ya se estaba trabajando desde el Ayuntamiento, después de que el pleno del mes de enero aprobó una moción de SOS Costa i Camp de Tarragona. No habrá derribo a lo bruto. Esta es la línea de trabajo que prioriza el Ayuntamiento. «El objetivo es desmontar las vigas de hormigón para la reutilización y la revalorización de los materiales, sin que esto comporte un sobrecoste en cuanto al transporte y su almacenaje», certifica el concejal de Territori, Xavier Puig.

La plataforma consta de 6.900 toneladas de hormigón armado y la administración local no quiere que estos materiales acaben a un vertedero. «Sería una animalada y un desastre absoluto», defiende el tercer teniente de alcalde. Por este motivo, se busca una opción que permita su reaprovechamiento y que en un futuro este hormigón sirva para otras obras. La administración local asegura que este modelo «encaja» con la visión europea de transformación, que es la que ha garantizado los fondos para dicho efecto. Así se estipulará en el pliegue de cláusulas que se está redactando en estos momentos desde los servicios técnicos municipales, ya que la intención es abrir un concurso público para encontrar a una empresa que se haga cargo de todo ello. «Estamos buscando la opción más equilibrada entre la sostenibilidad ambiental y la económica», indica Puig. Y lo que ahora mismo se plantea es que la empresa adjudicataria también gestione los materiales, de forma que, su ‘venta’ aportará unos recursos adicionales que ayudarán a financiar la operación.

Esta solución sitúa el coste de la intervención en unos 450.000 euros, por lo que, tan pronto como esté redactado el pliegue de cláusulas del concurso se procederá a la licitación del contrato. Pese a ello, esta fase de tramitación aún se prevé que se alargará algunos meses. Ahora mismo se calcula que todo podría estar preparado para que dentro de medio año entren las máquinas, un calendario que la administración coge con pinzas a la espera de finalizar la fase técnica. «Cuando esta parte esté acabada podremos ser más precisos en cuanto a los plazos, ya que cuando esté acabado el pliegue en principio no tiene demasiada complicación», dice Puig.

¿Y después qué?

La ‘eliminación’ de la plataforma es más que un acto de derribo. Será la primera ocasión en la que se desmonta una estructura de estas características delante de la primera línea de mar, para que el gris del hormigón sea sustituido por el verde de la vegetación y las dunas. Y es que, el objetivo es que en una segunda fase pueda procederse a la recuperación y a la renaturalización de este entorno, de forma que el Miracle gane resiliencia de cara a los temporales marítimos y que no desaparezca la playa cada vez que haya una llevantada. «Quedará un espacio con la lógica de una zona verde junto al mar, lo que significa vegetación, sombras naturales y un reservorio de arena», indica Puig. Qué se hará y cómo se hará se definirá en una fase posterior, con el resto de concejalías implicadas en esta transformación, aunque, en un primer momento, Puig ya avanza que debería «darse continuidad» al carril bici. Asimismo, este defiende que «no tiene sentido» hacer una actuación de estas características para mantener una gran zona de aparcamiento en la fachada marítima. «Es un contrasentido carísimo plantearnos quitar el aparcamiento bajo la sombra para dejar igualmente los coches bajo el sol», argumenta. La prioridad es fomentar la accesibilidad a pie, en bici y transporte público, aunque los detalles se decidirán a posteriori.

El ‘rediseño’ de esta parte de la fachada marítima, de cara al escenario postmamotreto abre todo tipo de opiniones, aunque en líneas generales hay puntos de coincidencia. El arquitecto Enric Casanovas escribió en 2018 un articulo en este periódico en el que ya pedía sustituir el hormigón por un pinar urbano, sin coches y sitios para sentarse la gente. «Tienes una gran fachada verde de cuatro hectáreas, en el que podrías plantar pinos, lo que no es nada caro, necesitan escaso riego y el resultado es que contribuyen a bajar la temperatura, generando un microclima agradable y aguantan bien el salitre», argumenta. La idea es reproducir un entorno similar al del Bosc de la Marquesa junto a la playa más urbana. Y, a partir de ahí, Casanovas defiende que «debe estudiarse si se pone un carril bici o de paso con un vial blando para las emergencias, que podrías poner tocando a la vía del tren».

Por su parte, Arnau Tiñena Ramos defiende que el futuro del espacio debería pensarse «en relación a todo el sistema litoral», de forma que este entorno tenga una continuidad con el camino de ronda. Este arquitecto también considera que en el contexto actual de emergencia climática debe «recuperarse la imagen natural de la costa», con pinos. «La sombra natural siempre es de más calidad y podría generarse una especie de refugio climático», argumenta. En cuanto a la zona de aparcamiento, argumenta que «no digo que no puedan compatibilizarse algunas pocas plazas entre los árboles, pero que predominen los árboles, la vegetación y los espacios para los niños, porque en el centro de la ciudad tampoco hay tantos parques».

SOS Costa i Camp de Tarragona hizo en su momento un proyecto sobre el parque de la Punta del Miracle, en el que se proponía en valor tanto el entorno natural, como el patrimonio de la zona. En este había dos aspectos que llamaban la atención: la utilización de las vigas de hormigón de la plataforma para cubrir las vías del tren en esta zona –que se ha descartado por inviable– y la eliminación de la carretera. Este colectivo defiende que haya «ambición» para seguir adelante con el proyecto. «Estamos preparados para eliminar el vial y seguir con el carril bici y un camino de jabre para emergencias», argumenta el portavoz de la entidad, Lluís Estamariu. En este aspecto mantienen diferencias con el Ayuntamiento, según constataron en una reunión reciente. Otra de las incógnitas que plantea este colectivo es qué pasará con los cimientos de las columnas de la plataforma para la recuperación del sistema dunar.

Tarragona está preparando el desmontaje de la plataforma de hormigón de la playa del Miracle, un hito de las entidades ecologistas y de una parte significativa de la ciudadanía que acabará con una estructura abandonada, que en su momento costó más de 8,4 millones de euros de inversión. El próximo sábado 18 de junio se cumplirán 21 años desde su inauguración y, lejos de convertirse en un mirador privilegiado, el espacio hace casi nueve años que está cerrado a causa de los problemas de accesibilidad y el nulo mantenimiento.

El mamotreto tiene los meses contados. Su eliminación forma parte del paquete de acciones del proyecto Greenbelt’26 que hace unos días obtenía 3,3 millones de euros de los fondos Next Generation. Esto garantizará la financiación para llevar a cabo la actuación, en la que ya se estaba trabajando desde el Ayuntamiento, después de que el pleno del mes de enero aprobó una moción de SOS Costa i Camp de Tarragona. No habrá derribo a lo bruto. Esta es la línea de trabajo que prioriza el Ayuntamiento. «El objetivo es desmontar las vigas de hormigón para la reutilización y la revalorización de los materiales, sin que esto comporte un sobrecoste en cuanto al transporte y su almacenaje», certifica el concejal de Territori, Xavier Puig.

«Es un contrasentido plantearnos quitar el aparcamiento bajo la sombra para dejar los coches bajo el sol»

La plataforma consta de 6.900 toneladas de hormigón armado y la administración local no quiere que estos materiales acaben a un vertedero. «Sería una animalada y un desastre absoluto», defiende el tercer teniente de alcalde. Por este motivo, se busca una opción que permita su reaprovechamiento y que en un futuro este hormigón sirva para otras obras. La administración local asegura que este modelo «encaja» con la visión europea de transformación, que es la que ha garantizado los fondos para dicho efecto. Así se estipulará en el pliegue de cláusulas que se está redactando en estos momentos desde los servicios técnicos municipales, ya que la intención es abrir un concurso público para encontrar a una empresa que se haga cargo de todo ello. «Estamos buscando la opción más equilibrada entre la sostenibilidad ambiental y la económica», indica Puig. Y lo que ahora mismo se plantea es que la empresa adjudicataria también gestione los materiales, de forma que, su ‘venta’ aportará unos recursos adicionales que ayudarán a financiar la operación.

Esta solución sitúa el coste de la intervención en unos 450.000 euros, por lo que, tan pronto como esté redactado el pliegue de cláusulas del concurso se procederá a la licitación del contrato. Pese a ello, esta fase de tramitación aún se prevé que se alargará algunos meses. Ahora mismo se calcula que todo podría estar preparado para que dentro de medio año entren las máquinas, un calendario que la administración coge con pinzas a la espera de finalizar la fase técnica. «Cuando esta parte esté acabada podremos ser más precisos en cuanto a los plazos, ya que cuando esté acabado el pliegue en principio no tiene demasiada complicación», dice Puig.

¿Y después qué?

La ‘eliminación’ de la plataforma es más que un acto de derribo. Será la primera ocasión en la que se desmonta una estructura de estas características delante de la primera línea de mar, para que el gris del hormigón sea sustituido por el verde de la vegetación y las dunas. Y es que, el objetivo es que en una segunda fase pueda procederse a la recuperación y a la renaturalización de este entorno, de forma que el Miracle gane resiliencia de cara a los temporales marítimos y que no desaparezca la playa cada vez que haya una llevantada. «Quedará un espacio con la lógica de una zona verde junto al mar, lo que significa vegetación, sombras naturales y un reservorio de arena», indica Puig. Qué se hará y cómo se hará se definirá en una fase posterior, con el resto de concejalías implicadas en esta transformación, aunque, en un primer momento, Puig ya avanza que debería «darse continuidad» al carril bici. Asimismo, este defiende que «no tiene sentido» hacer una actuación de estas características para mantener una gran zona de aparcamiento en la fachada marítima. «Es un contrasentido carísimo plantearnos quitar el aparcamiento bajo la sombra para dejar igualmente los coches bajo el sol», argumenta. La prioridad es fomentar la accesibilidad a pie, en bici y transporte público, aunque los detalles se decidirán a posteriori.

«Los pinos bajan la temperatura, aguantan bien el salitre y necesitan poco riego»

El ‘rediseño’ de esta parte de la fachada marítima, de cara al escenario postmamotreto abre todo tipo de opiniones, aunque en líneas generales hay puntos de coincidencia. El arquitecto Enric Casanovas escribió en 2018 un articulo en este periódico en el que ya pedía sustituir el hormigón por un pinar urbano, sin coches y sitios para sentarse la gente. «Tienes una gran fachada verde de cuatro hectáreas, en el que podrías plantar pinos, lo que no es nada caro, necesitan escaso riego y el resultado es que contribuyen a bajar la temperatura, generando un microclima agradable y aguantan bien el salitre», argumenta. La idea es reproducir un entorno similar al del Bosc de la Marquesa junto a la playa más urbana. Y, a partir de ahí, Casanovas defiende que «debe estudiarse si se pone un carril bici o de paso con un vial blando para las emergencias, que podrías poner tocando a la vía del tren».

Por su parte, Arnau Tiñena Ramos defiende que el futuro del espacio debería pensarse «en relación a todo el sistema litoral», de forma que este entorno tenga una continuidad con el camino de ronda. Este arquitecto también considera que en el contexto actual de emergencia climática debe «recuperarse la imagen natural de la costa», con pinos. «La sombra natural siempre es de más calidad y podría generarse una especie de refugio climático», argumenta. En cuanto a la zona de aparcamiento, argumenta que «no digo que no puedan compatibilizarse algunas pocas plazas entre los árboles, pero que predominen los árboles, la vegetación y los espacios para los niños, porque en el centro de la ciudad tampoco hay tantos parques».

«Que predominen los árboles, la vegetación y los espacios para los niños»

SOS Costa i Camp de Tarragona hizo en su momento un proyecto sobre el parque de la Punta del Miracle, en el que se proponía en valor tanto el entorno natural, como el patrimonio de la zona. En este había dos aspectos que llamaban la atención: la utilización de las vigas de hormigón de la plataforma para cubrir las vías del tren en esta zona –que se ha descartado por inviable– y la eliminación de la carretera. Este colectivo defiende que haya «ambición» para seguir adelante con el proyecto. «Estamos preparados para eliminar el vial y seguir con el carril bici y un camino de jabre para emergencias», argumenta el portavoz de la entidad, Lluís Estamariu. En este aspecto mantienen diferencias con el Ayuntamiento, según constataron en una reunión reciente. Otra de las incógnitas que plantea este colectivo es qué pasará con los cimientos de las columnas de la plataforma para la recuperación del sistema dunar.

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