Nacen cuatro polluelos de halcón peregrino en el Port de Tarragona

Es la primera vez que esta especie protegida saca adelante a sus crías, lo que se ve como una oportunidad para reducir la plaga de palomas

22 julio 2023 15:36 | Actualizado a 23 julio 2023 07:00
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El proceso de reintroducción del halcón peregrino en el Port de Tarragona suma su primer éxito importante, después que este año, por primera vez, una pareja ha anidado en este hábitat y cuatro polluelos empiezan a campar a sus anchas entre grúas y barcos de mercancías. Estos nacieron el pasado mes de marzo en una repisa de un silo de cereales a 36 metros de altura. Y las condiciones climáticas de este año –sin importantes lluvias en primavera– han permitido que las crías hayan podido salir adelante, y que desde finales del mes de junio ya puedan empezar a verse planeando por los muelles.

«Están aprendiendo a cazar y vemos que interactúan entre ellos», asegura el técnico de Medi Ambient del Port de Tarragona, Toni Peco. Tanto los halcones como las águilas siempre han encontrado en este espacio un hábitat favorable durante el proceso migratorio, ya que la elevada presencia de palomas y de tórtolas les garantiza una fácil y copiosa alimentación. Esto ha propiciado que algunos ejemplares alargaran su estancia más allá del verano, y que en el año 2003 empezaran a llevarse a cabo las primeras acciones para su introducción.

$!La pareja puso sus huevos en un un silo del Moll de Reus. Foto: Ferran Aguilar

Esto ha facilitado que cada vez se sintieran más a gusto y desde hace tres años una pareja de halcones habita los 365 días del año en el puerto. En 2022 ya anidaron allí. Sin embargo, antes de que las crías nacieran se registró una importante tormenta que hizo que se perdiera el nido. Para evitar que esto sucediera de nuevo, este año, junto con la entidad Galanthus, se instalaron dos casitas en uno de los silos del Moll de Reus. Sin embargo, las aves prefirieron el exterior y pusieron los huevos al aire libre.

Quien ha seguido de cerca todo este proceso es el fotógrafo y naturalista Ferran Aguilar, que con su cámara no se ha perdido ninguno de los movimientos de la pareja, que principalmente se mueve entre los muelles de Reus, Castella y Aragó. Aguilar explica que «en los últimos treinta o cuarenta años el halcón peregrino va recuperándose y ocupando territorios que tenía». Su presencia se redujo de forma drástica entre los años sesenta y setenta, cuando pasó a considerarse una especie en peligro de extinción a causa del uso de insecticidas como el DDT. Este provocaba que los huevos tuvieran poco calcio y que se rompieran cuando las hembras los ponían, por lo que no podía haber su eclosión.

Con la prohibición de la utilización de este producto la situación empezó a revertirse y cada vez más los halcones están conquistando de nuevo los hábitats urbanos, donde encuentran gran disponibilidad de comida. «Es muy fácil que pasen halcones por Tarragona porque aquí hay muchas palomas y tórtolas y, por tanto, es habitual que se queden», argumenta Aguilar.

El Port de Tarragona no es el único espacio de la ciudad que han ‘conquistado’. También pueden verse en la zona de la Rambla Nova, desde el Balcó al Martí Franquès, y la zona del Llorito, donde es frecuente ver sobrevolar alguna de las parejas que los habitan. «Son zonas bastante marcadas que las respetan mucho entre ellos», afirma el fotógrafo.

$!Los halcones peregrinos son grandes cazadores. foto: Ferran Aguilar

Depredador de palomas

En muchas ciudades los halcones peregrinos se están convirtiendo en la solución para combatir la proliferación de palomas. De hecho, en infraestructuras como los aeropuertos se están introduciendo para evitar que las mal nombradas ratas del cielo se conviertan en un problema. Y es que los datos hablan por sí mismos. Cada ejemplar puede consumir entre 800 y 1.000 ejemplares de paloma al año, por lo que, si finalmente salen adelante las seis rapaces su impacto podría ser considerable. «Son un depredador natural que puede ayudarnos a tener controlada la presencia de palomas en el puerto», indica Peco.

Más allá, Aguilar expone que «a causa del miedo, las palomas reducen muchísimo su capacidad reproductiva, ya que en zonas en las que hay halcones están en una situación de estrés constante». Este naturalista defiende que «si el Port de Tarragona pudiera asumir hasta tres parejas sería fantástico, ya que la presión sería muy fuerte y se notaría muchísimo en la ciudad».

Los efectos podrán comprobarse dentro de poco, ya que este equipo está haciendo un seguimiento exhaustivo tanto de la alimentación como del comportamiento de estas aves, anotando los datos científicos y las zonas que frecuentan más habitualmente. Incluso han conseguido colocar una cámara espía en una de las cajas para poder observar de cerca su día a día. Pese a ello, no han podido anillarlos. «Están a 36 metros de altura y era muy arriesgado. No obstante, estamos muy contentos porque por primera vez podemos hacer un estudio completo y hacer un seguimiento de cómo se comportan», añade Toni Peco.

$!En este entorno disponen de gran cantidad de alimentación. foto: Ferran Aguilar

Gran cazador

Habitualmente las crías se quedan un año con sus padres antes de emprender el vuelo por su cuenta. Tendrá que esperarse para ver si alguno de los recién nacidos decide quedarse en cielos tarraconenses. Mientras tanto, la presencia de las pequeñas rapaces se han convertido en la atracción del Moll de Reus, y tanto los trabajadores de la empresa Portland –donde han anidado las aves– como los remolcadores y el personal de las compañías de los alrededores están pendientes de su atención y su evolución.

El halcón peregrino habitualmente vive en zonas elevadas y rocosas. Su hábitat natural son los campos abiertos y su medida oscila entre los 38 y 50 centímetros, con una envergadura con las alas abiertas entre los 95 y los 115 cm. Los machos pueden llegar a un peso de entre 570 y 910 gramos, mientras que las hembras pueden alcanzar incluso los 1.300. Se trata de un animal muy veloz, alcanzando hasta los 300 km/h cuando caza las presas al vuelo.

Actualmente es una especie protegida en proceso de recuperación, con cerca de 250 parejas en Catalunya. La época de cría empieza en marzo y normalmente la nidificación cuenta con la puesta de entre dos y cuatro huevos al año. Los ejemplares pueden vivir unos quince años.

El Port de Tarragona tiene catalogadas más de 200 especies de aves que habitan este entorno o lo visitan durante el proceso de migración. La gaviota corsa es uno de estos ejemplares que nidifica en el entorno, después que en 2003 se impulsaron las primeras acciones para su preservación.

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