¿Por qué un preso con delitos de sangre tenía cuchillos a su alcance en la cárcel de Tarragona?

La consellera de Justícia Gemma Ubasart ha admitido que la conducta del preso fue correcta hasta el 13 de marzo y superó de todos los controles realizados en el Centro Penitenciario de Mas d’Enric, en El Catllar

21 marzo 2024 11:30 | Actualizado a 21 marzo 2024 14:08
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La pregunta que todo el mundo se ha hecho desde la tarde del pasado miércoles 13 de marzo seguía este jueves muy vigente: ¿Cómo puede ser que un preso condenado por delitos de sangre por matar una mujer con arma blanca trabaje en la cocina con posibilidad de utilizar cuchillos?

A diferencia de los 8 días que han pasado desde el crimen en las cocinas de la cárcel de Tarragona, este jueves 21 de marzo la consellera de Justícia Gemma Ubasart ha explicado en la Diputació Permanent del Parlament la vida de Iulian S.O. desde que ingresó provisionalmente en la cárcel de Mas d’Enric en abril de 2016 hasta que se quitó la vida, tras matar a Núria López, el pasado día 13 de este mes.

Ubasart ha admitido que la conducta de Iulian ha sido intachable, dentro de los parámetros de la población reclusa, y solo se le ha abierto un expediente desde entonces tras propinar un puñetazo a un preso de su mismo módulo.

Por ello, desde que entró en la cárcel hasta el día que decidió matar a Núria (en la cámara frigorífica de las cocinas de Mas d’Enric) trabajó en diferentes puestos con el objetivo de ganar dinero para cuando saliera, ya que no recibía ingresos externos y no se le conocen ni salidas ni visitas en estos años que ha estado ingresado.

$!La consellera Gemma Ubasart, en la Diputació Permanent del Parlament. Foto: ACN

Iulian fue condenado en 2018 a 11 años de prisión por asesinato de una prostituta en un piso de Valls con las atenuantes de confesión y embriaguez y fue clasificado en segundo grado. Entró en abril de 2016 como preso preventivo y habría podido salir en libertad en abril del 2027, tras cumplir la condena impuesta.

Su paso por la prisión había estado correcto, sin relacionarse mucho con otros internos, pero sin ningún conflicto importante, con buena conducta y “digno de confianza”. Cabe destacar que los presos de confianza coinciden muchas veces con condenas largas, lo que es habitual que los delitos que han cometido sean de sangre en muchos casos.

Su riesgo de reincidencia y de violencia de Iulian fue siempre bajo, excepto en mayo del 2020, al inicio de la pandemia de Covid, cuando uno de los controles cambió las conclusiones con un preso de riesgo medio, pero nada extraordinariamente grave.

En todas las evaluaciones de comportamiento o de participación en talleres y el trabajo que realizaba en el CIRE (la empresa pública de reinserción de la Generalitat) obtenía buena nota.

Solo en octubre de 2023 dio un puñetazo a un interno, de quién decía que lo insultaba. Reconoció los hechos y no se enfrentó a los funcionarios, que lo aislaron a su celda durante aquel día. Fue sancionado a 11 días de aislamiento a su celda por estos hechos, pero la sanción todavía no se había cumplido.

Los trabajadores de la prisión lo instaron a participar en actividades de intervención psicosocial, pero él no quiso. Esto hizo que no pudiera progresar de grado (el tercero hubiera permitido salir de la cárcel y volver solo para dormir), pero no lo impedía seguir trabajando en talleres o puestos del CIRE. Según él, no tenía apoyo social o familiar fuera del centro, y por tanto no tenía muchos incentivos para tener permisos de salida o el tercer grado.

Hacía cuatro años que trabajaba a la cocina, excepto en los últimos meses del 2023 a causa de la sanción por el puñetazo, y había llegado a jefe de grupo en la cocina (con titulaciones) porque tenía formación y dedicación.

Justícia no tiene ninguna queja contra él de ningún compañero ni de la cocinera muerta. De hecho, los responsables de la cocina pidieron al CIRE y a la junta de tratamiento que lo readmitieran después de la sanción del puñetazo.

El búnker de los cuchillos y los detectores de metal

Sobre las medidas de seguridad de las cocinas de las prisiones, Ubasart ha explicado que las herramientas y cuchillos están custodiados dentro de un armario llamado ‘búnker’ custodiado por funcionarios.

Cuando los internos entran a la cocina después de cambiarse de ropa van a recoger las herramientas necesarias para realizar su trabajo y el funcionario del búnker las entrega con el debido registro de identidad.

Al finalizar el turno de trabajo los internos tienen que devolver los enseres de trabajo y nadie puede salir de las cocinas hasta que se recuentan las herramientas y cuchillos del armario de custodia.

Así mismo, los internos tienen que pasar por detectores de metales tan en la entrada como la salida del turno. A lo largo del turno, a la cocina, hay presencia de personal de régimen interior para ejercer tareas de vigilancia y mantenimiento de la convivencia.

A pesar de todas las medidas, Núria y Iulian, que habían coincidido 3 años y 9 meses en diferentes en diferentes turnos (mañana, tarde o completo, el del fin de semana) de cocina, quedaron solos esa tarde antes del fin del turno. Y así, Iulian tenía a mano el cuchillo que utilizó para asesinar a Núria dentro de la cámara frigorífica. A diferencia del crimen de 2016 que se entregó a la comisaría de la Policía Local de Valls, en esta ocasión optó por suicidarse con la misma arma que había quitado la vida a la trabajadora de 48 años del CIRE.

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