Cambio de escenario. Por primera vez en más de una década, el Ayuntamiento de Tarragona reconoce ahora que ya dibuja la futura Tabacalera sin el Museu Nacional Arqueològic (MNAT). Así lo aseguró ayer al Diari el alcalde, Pau Ricomà (ERC), solo 24 horas después de que el ministro de Cultura y Deporte –Miquel Iceta (PSC)– anunciara en una entrevista con este periódico «no haber recibido ningún proyecto» para trasladar el museo de la Plaça del Rei al entorno de la antigua fábrica de tabacos. «Si nos llega algún plan lo estudiaremos, pero ahora nuestras prioridades en Tarragona son la reforma del MNAT actual, con una apuesta de casi 4 millones, y la Necròpolis», afirmó el representante del ejecutivo del Presidente Pedro Sánchez (PSOE) durante una conversación con el Diari en la que negó tener conocimiento del plan funcional impulsado en 2019, que preveía una apuesta global de unos 112 millones de euros.
Tras tener constancia de las palabras de Iceta en las que daba por «aparcado» el MNAT, este martes Ricomà reconocía que «nos toca ser realistas» y, respecto al posible traslado del Arqueològic a la Tabacalera, «abrir la mirada a otras actuaciones», señalando que «la gran oportunidad de ligar una operación no se jugó en 2008 en el momento del traspaso», tras el cierre de la fábrica y la reparcelación de los terrenos para que pasaran a ser de titularidad municipal.
Sin reunión por la biblioteca
Asimismo, Ricomà se mostró especialmente crítico con Iceta por las declaraciones en las que afirmaba no tener tampoco ningún proyecto para la futura biblioteca central del Estado y que, en todo caso, dicha inversión solo llegaría «tras la de Barcelona», según indicó el político socialista.
Este martes, Ricomà aseguró que «al ministro le llamé para pedirle hablar sobre la biblioteca», en una reunión que «aún no se ha producido», si bien el máximo responsable municipal indica sí haberlo hecho con el secretario general de Cultura y la directora general del Libro y Fomento de la Lectura «antes» de que Iceta tomará posesión en el ejecutivo estatal.
A diferencia del museo, el Ayuntamiento no descarta la biblioteca. «Ofrecemos un convenio a tres bandas entre Consistorio, Estado –que es quien debe realizar la inversión– y la Generalitat, que es a quien corresponde la gestión», resalta el alcalde, quien explica el problema de fondo: «el Estado tenía reticencias a hacer una biblioteca con los estandares homologados de 8.000 metros cuadrados si el Consistorio no cumplía con su obligación de hacer bibliotecas municipales. Hasta este mandato, Tarragona no tenía ninguna con las medidas mínimas, y ahora estamos trabajando con las de Torreforta y Sant Pere i Sant Pau. Estamos haciendo los deberes, y ahora le toca al Estado poner su parte», reivindica Ricomà.
Por su parte, la concejala de Cultura, Inés Solé (CUP), lamentó las palabras del ministro y afirmó que en la reunión que los representantes municipales tuvieron con los altos cargos del Ministerio «se nos dijo que el anterior ejecutivo municipal no había realizado ninguna propuesta para una biblioteca en la Tabacalera». La edil cupaire reivindica que el gobierno de la Plaça de la Font «tiene la intención de acabar con años de déficit de bibliotecas en la ciudad». El objetivo, según Solé, es «tener una biblioteca provincial para construir una red potente y que pueda dar el servicio que la ciudadanía se merece».
