Francisco Correa era un indigente a los ojos de la Agencia Tributaria

El líder de la trama Gürtel no presentaba la declaración desde 1999, revela en el juicio una inspectora de Hacienda 

18 julio 2017 11:36 | Actualizado a 18 julio 2017 11:45
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Según los últimos informes que la Agencia Tributaria ha remitido a la Audiencia Nacional, Francisco Correa llegó a amasar una fortuna superior a los 40 millones de euros antes de su arresto en febrero de 2009. Pero el líder de la trama Gürtel, a los ojos de Hacienda era una suerte de indigente, un «no declarante», quien desde 1999 no había presentado una sola liquidación ante el fisco.

Así lo explicó ayer una inspectora de la Agencia Tributaria durante el juicio por la primera época de la trama Gürtel (1999-2005), donde la técnica de Hacienda explicó cómo operaba el complejo entramado empresarial montado por Francisco Correa en España y en el extranjero para ocultar su creciente patrimonio.

La fortuna en España del cabecilla de la trama corrupta –relató la inspectora– estaba oculta tras varias mercantiles nacionales que, en realidad, estaban domiciliadas en Gran Bretaña, y que, a su vez, estaban participadas por sociedad radicadas en el paraíso antillano de San Cristóbal y Nevis, que no intercambia información fiscal con la Unión Europea.

Una empresa antillana como Fountain Lake era la propietaria de las sociedades que Francisco Correa usó para contratar eventos con el PP y otras instituciones, tales como Pasadena Viajes, Special Events o Down Town Consulting, en el eje del entramado corrupto. Por eso –explicó la inspectora al tribunal–, la Agencia Tributaria no pudo acreditar, antes de que los registros del caso Gürtel aportaran su verdadera información contable, que Francisco Correa era el propietario de ese emporio societario. 

Su fortuna estaba oculta tras varias mercantiles radicadas en el Reino Unido

Algunas de las empresas de Correa «tenían unas entradas de divisas bastante importantes que luego se invertían en la adquisición de inmuebles», dijo la inspectora, que se refirió a estas entidades como «ramas inversoras» dentro de la estructura societaria. Del rastreo de la procedencia de los fondos de estas empresas dedicadas a invertir, los inspectores concluyeron que el dinero partía de Suiza, de allí se ordenaba que se pasase a cuentas en Gran Bretaña para enviarlo después a España. «Ordenaban que el dinero entrara como ampliación de capital, pero la realidad era otra. A través de este medio, Correa lo introducía en España para adquirir inmuebles», ha concluido la inspectora.

Para Hacienda, el cabecilla de la trama Gürtel era simplemente «una persona que no presentaba declaraciones de la renta desde el año 1999». En las estadísticas de Hacienda no constaba ningún tipo de «imputación». No solo es que no figurara como dueño de ninguna empresa, es que tampoco declaraba el IRPF ni rendimientos mobiliarios o patrimoniales.

Era una persona «sin recursos» en las bases de datos de Hacienda, hasta que los registros tras su arresto en 2009 en el despacho de su asesor, Luis de Miguel, descubrieron la real envergadura de su patrimonio. De acuerdo con los informes remitidos por Hacienda, su fortuna superó los 40 millones. En España manejaba, a través de las cajas B de sus empresas, 1,2 millones. En el extranjero, el grueso de su patrimonio estaba en cuentas en Suiza y en Mónaco a nombre de sociedades ficticias, donde llegó a acumular 20,3 millones.

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