Ciencia al servicios de todos

Los progresos farmacéuticos han de pasar al acervo colectivo para que beneficien a todos

10 mayo 2020 07:10 | Actualizado a 10 mayo 2020 11:33
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El premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, ha salido a la palestra para advertir de la necesidad de que los tratamientos y vacunas contra la Covid-19 se mantengan en el territorio de la ‘ciencia abierta’, y se aparten por lo tanto del territorio privado en que las grandes farmacéuticas se adueñan de las patentes, a menudo logradas gracias a las facilidades que ofrecen las ayudas públicas, para convertir la curación de las enfermedades en una cuestión de mercado. La comunidad científica global parece dispuesta a facilitar en lo posible el hallazgo de vacunas y antivirales, intercambiar experiencia, cooperar en las investigaciones y proporcionar resultados inmediatamente, para atajar cuanto antes la amenaza. Pero no está claro que si el descubrimiento no proviene de alguna institución pública, o de la cooperación entre varias de ellas, quede al alcance de todo el mundo. Conviene decir a toda prisa que no sería admisible que la curación del coronavirus quedase supeditada a alguna patente que consolidase un monopolio.

Para evitarlo, hay que favorecer las fórmulas cooperativas patrocinadas por la OMS. Costa Rica ya ha pedido a la OMS que cree un grupo voluntario de derechos de propiedad intelectual para los tratamientos de la Covid-19, que permitiría a diversos fabricantes proporcionar medicamentos y test de diagnóstico a precios asequibles. La idea no es nueva y desde hace años Naciones Unidas y la OMS mantienen un Fondo de Patentes de Medicamentos para ampliar el acceso a tratamientos contra el VIH, la hepatitis C y la tuberculosis, de forma que ahora se trataría de añadir a la lista el nuevo coronavirus. Esta nueva enfermedad vírica, que debe ser una lección para toda la comunidad científica y los sistemas sanitarios, habría de provocar grandes cambios en la investigación clínica, que no puede ser abandonada a la simple competencia mercantil. Del mismo modo que la sanidad pública ha resultado ser insustituible en esta pandemia, los progresos farmacéuticos han de pasar al acervo colectivo para que beneficien indiscriminadamente a todos.

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