Construir un hospital de mil camas en 10 días

Imagino que a estas alturas ya han visto las imágenes: más de un centenar de excavadoras y máquinas pesadas trabajando a la vez –no quiero ni pensar en el estrés del jefe de obras– en una explanada donde no hay nada. Bueno, no hay nada ahora; el 3 de febrero, apenas diez días después del inicio de las obras, allí ya estará operativo un nuevo hospital con mil camas para tratar a los afectados por el coronavirus. El centro –que tendrá una superficie de 25.000 metros cuadrados y se ubicará en Wuhan, ciudad de 11 millones de habitantes y epicentro del brote– se construirá con barracones, tomando como inspiración el levantado en Pekín para hacer frente a la epidemia del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) de 2003. Para lograr esta hazaña, el gobierno local ha movilizado a cientos de obreros y les ha prometido un sueldo tres veces superior al habitual para incentivar la temprana finalización del hospital. Claro que todo esto sucede en China, muy lejos de Tarragona y, por tanto, sin peligro de que se nos pegue un poquito de semejante eficiencia–. No me digan que no han sentido un poco de sana envidia –si es que existe alguna envidia sana–. Los chinos levantarán en diez días un hospital de mil camas; aquí llevamos diez años pidiendo un nuevo hospital Joan XXIII y apenas hemos visto unos pocos dibujos.