El desagüe

'Turbias van las aguas, madre, turbias van, más allá aclararán'

19 mayo 2017 21:31 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:10
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Lo que más nos está interesando ahora, cuando han venido las lluvias y octubre se dispone a seguir, no es lo que está pasando, sino lo que puede pasar. Por si acaso y por si las profecías se cumplieran, hasta los bomberos se han comprado paraguas. ¡La que va a caer cuando caigamos en la cuenta! Los españoles, unos con otros, se entiende, destinamos el 83% de nuestros ingresos a hacer frente a nuestras deudas, a pagar los gastos inmediatos, que son los que surgen cuando más se les espera cada mes, y dedicamos sólo un 17% al ahorro. Repito: los españoles. No el señor Rato, que estuvo a punto de presidirnos a todos los del montón hasta que se descubrió que había acumulado montañas de dinero. El suyo sí es un ahorro inteligente, ya que se basa en el esfuerzo ajeno, pero debemos considerar también las conclusiones del II Estudio de Comparación On-Line sobre el ahorro nuestro. Delata que eso que en las coplas flamencas se llama ‘el río de nuestros dineros’ se va al mar, que según las Coplas con mayúscula son el morir. Se nos fuga en el trayecto para pagar las deudas adquiridas para seguir viviendo. Esa es la trampa de la vida. Una más, pero la que necesita más cómplices.

«Turbias van las aguas, madre, turbias van, más allá aclararán». Esas esperanzadoras palabras se pueden leer en el Cancionero Anónimo, ya que en España lo que no ha escrito el pueblo, no lo ha escrito casi nadie o si lo ha escrito se la ha llevado el viento. ¿Por dónde desaguan nuestros cuadales? Lo que motiva el ahorro, que sigue considerándose una virtud, es el miedo al futuro. Los finales no son nunca buenos, pero sin un puñetero euro pueden ser peores. Ahora que se avecinan los obligatorios pactos de Rajoy no se debiera amenazar a nadie. Cuando nada termina por ser un buen negocio para ninguna de la partes no es un mal negocio. Aunque el dinero se vaya por el desagüe siempre nos quedará el rastro de su huida. A los supervivientes es muy difícil quitarnos el ánimo.

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