El fondo y las formas

Ada Colau y Manuela Carmena, alcaldesas de Barcelona y Madrid respectivamente, van a su despacho en metro, y han sido ampliamente retratadas. Joan Ribó, alcalde de Valencia, va a trabajar en bicicleta y también aparece en las portadas junto a su vehículo. Tras el cambio, los atuendos de los políticos son informales, sus discursos son de una llaneza admirable y el estilo nuevo sugiere cercanía con los ciudadanos.

No cabe duda de que este cambio en las formas agrada a las personas que han votado a los nuevos equipos confiando en que asistirían a tal mudanza. Y no tiene por qué molestar a quienes no lo han hecho. siempre que la calidad y la densidad de su trabajo se corresponda con los requerimientos de una ciudad moderna, cargada de problemas, de cuyo dinamismo dependen no sólo el bienestar de los menos favorecidos sino el progreso de la totalidad de los ciudadanos, que deben encontrar respuestas eficientes a las demandas más cercanas.

Quiero decir, en fin, que hay que confiar en que tras las formas de la “nueva politica” haya un fondo consistente de profesionalidad, aptitudes, inteligencia y trabajo desarrollado por equipos solventes que consiga conciliar las indudables buenas intenciones con la eficiencia que se espera de un mandatario público en un contexto complejo y en un país desarrollado. La verdad es que muchos de los sustituidos no eran -en general- unas lumbreras, por lo que tampoco se están pidiendo ahora milagros.