Hace muchos años advertíamos que un «choque de trenes» no beneficiaría a nadie y convenía ser evitado. Lamentablemente no fue así.
Se ha dividido la sociedad, disuelto o escindido los partidos, perdido la confianza en las instituciones y gastado energías que hubieran podido ser dedicadas a socorrer a las personas necesitadas, en vez de a la denuncia constante.
En este momento la disputa se centra en la fecha electoral. En medio de las dudas y retrasos de la vacunación, con cientos de muertos diarios y las UCIS en riesgo de colapso…, cual si fuéramos los conejos de Iriarte, discutimos si son galgos o podencos. Cada uno dará la culpa a otro, pero espero que coincidamos en que es una desgracia que a la Covid-19 se sume el virus de la confrontación permanente.