'Liberti Forum'

¿Qué familiaridad, qué amistad, qué camaradería es aquella en la que se habla de nada?

19 mayo 2017 19:01 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:34
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Conservo un trozo de piedra-mármol romano con la inscripción “LIBERTI FORUM”, lo que me hace reflexionar sobre la libertad de palabra, la libertad de expresión, siempre dentro del respeto a los demás.

Hace tiempo, cada vez con más frecuencia, escucho afirmaciones pronunciadas por personas que, por ello, se consideran de buen juicio, afirmaciones tales como… En casa no hablamos de política, ni de religión; nosotros no hablamos, tampoco, de moralidad, aborto, matrimonio homosexual…; no, no… nosotros evitamos, también, hablar de la conducta o situación personal de los miembros de la familia, del grupo…; no, hemos decidido no hablar de estos “temas” y de todos aquellos que pueden generar controversia, enfrentamientos… porque se rompe la convivencia, la familiaridad, la amistad, el compañerismo…

Y yo me pregunto ¿Qué familiaridad, qué amistad, qué camaradería es aquella en la que se habla de “NADA”? ¿Cómo puede ser que renunciemos a gozar de un “DON” que distingue a la especie humana, como es la palabra, que tanto facilita a la COMUNICACIÓN?

Creo que, realmente, no puede existir ni familia, ni amistad, ni camaradería… sin comunicación transparente y sincera, sin limitaciones. Mejor dicho, solamente con la limitación importantísima del respeto a los demás, en definitiva… con EDUCACIÓN.

Cuando existe comunicación, el conflicto más grave se puede gestionar con éxito, mientras que en ausencia de voluntad de diálogo, la más leve falta de entendimiento, degenera, inevitablemente, en un problema irresoluble.

Con nuestra renuncia a la palabra, estamos construyendo una sociedad muda, a la que, con frecuencia, se alude como “la mayoría silenciosa”.Una sociedad que renuncia al uso de la palabra, a su derecho a la libre expresión.

Una sociedad en la que solo se escucha la, tantas veces, burda y soez verborrea política, recurriendo a la ofensa y a la provocación y que utiliza, sin decoro y con premeditada demagogia populista, el asqueo y desengaño de los electores, para arrimar el ascua a su sardina y despertar en las personas, muchas veces de buena fe, los más bajos instintos del ser humano, como pueden ser el odio, el rencor, la revancha…

Si por falta de valor y personalidad, o por temor a represalias o a someternos a juicios ajenos… nos refugiamos en un triste y lamentable silencio, quienes aspiramos a vivir en una sociedad, donde los valores de la convivencia pacífica, la tolerancia, la reconciliación y el respeto a todas las personas, de la familia como célula vital para la prosperidad, el bienestar y la salud social, primen frente a los sentimientos de odio, rencor y revancha, utilicemos, al menos, nuestra voz, con juicio y responsabilidad, discreta y silenciosamente, emitiendo nuestro ponderado VOTO en las próximas elecciones.

A estas alturas, ni el impulso del desahogo personal, ni el burdo maquillaje electoral debe confundirnos y engañarnos… Nos jugamos nuestro futuro.

Como siempre, con el debido respeto.

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