Publicidad en los autobuses públicos

En los último días y coincidiendo con la campaña electoral he escuchado y visto por las redes sociales numerosas quejas de personas que lamentan que los autobuses de la Empresa Municipal de Transports (EMT) paseen propaganda de determinados partidos políticos. Hace unos años también fueron objeto de polémica por publicitar otros productos y locales, como clubes donde se practicaba la prostitución. Se trata de un hecho que, desde luego, merece una reflexión, no en vano hablamos de un servicio público, sufragado con los impuestos de todos los ciudadanos. Es obvio que los autobuses son un enorme cartel rodante que exhibe la publicidad por todo el municipio y que resulta, por tanto, un escaparate muy goloso para publicistas y jefes de propaganda, amén de ser una fuente de ingresos importante para una empresa siempre deficitaria. Nada en contra de que el consistorio busque un beneficio colgando anuncios de los autobuses. Sin embargo, no todo vale. Y es que los buses de la EMT, como decía, son públicos, y como tales deberían estar sujetos a la difusión de unos valores que representen o vayan en beneficio de todos los ciudadanos, sin que nadie se sienta ofendido. Es evidente que hay que intentar que también lo público sea rentable, pero el beneficio económico no lo justifica todo.