Rajoy-Cameron, las cinco diferencias

Cameron ha tenido algún escándalo, sí, y ha cortado cabezas. Rajoy protege corruptos

19 mayo 2017 22:49 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:12
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Al ver las barbas del vecino británico con el corte impecable de una mayoría absoluta, en el Partido Popular han dejado de remojar su pesimismo. De repente su eslogan también es ¡sí se puede! convertido en el lema trasversal de la política española. Rajoy se ve, contra los sondeos, en Cameron. Claro que sucede como en esa clase de pasatiempo llamado ‘las cinco diferencias’: son dos dibujos aparentemente iguales -jefes poco carismáticos de partidos conservadores en un bipartidismo flojeante tras una dura crisis con datos económicos al alza que pueden ser premiados por la ‘mayoría silenciosa’- con diferencias inequívocas:

El paro. Cameron ha reducido el desempleo al 5% bajo la cota de dos millones, y el mejor resultado de Rajoy apenas supera ahora el peor nivel de Zapatero. Más de cinco millones y medio según la EPA; un porcentaje de vergüenza, dice el Papa, ante el que Rajoy ha mostrado una clara falta de empatía con el sufrimiento de la gente, lejos del ‘conservadurismo compasivo’ de Cameron.

La corrupción, claro. Cameron ha tenido algún escándalo, sí, y ha cortado cabezas. Rajoy animaba incluso a Bárcenas: «Luis, sé fuerte. hacemos lo que podemos». En la gestión de la caja B del PP -que le interpela directamente- y megaescándalos como Gürtel, ha protegido a los corruptos incluso hasta las listas. «Somos como somos». Mirar para otro lado ante la corrupción ya no es tan barato.

El liderazgo. Cameron no es un tipo carismático, pero se le reconoce valor con Escocia e iniciativas fuertes como el referéndum de la UE. Rajoy se ha tapado mirando al país a través de un plasma, y en Cataluña quedó lejos del estadista. Su nota en el CIS es menos de tres, con una secuencia constante de impopularidad sin precedentes; y entre el 80% y el 90% de desconfianza. Demasiado.

La gestión de Cameron se ha parecido al programa de Cameron. Se ha premiado su reducción del déficit; mientras España incumple y hace récord de deuda. Rajoy ha defraudado al no reducir el tamaño de la administración y los altos cargos. Y tal vez el ejemplo más epidérmico sea el aborto. Las mentiras no hacen perder elecciones pero hastían.

Y la quinta diferencia es la irrupción de Ciudadanos. Mientras la alternativa a Cameron del Partido Liberal estaba averiada -de 57 escaños a ocho- en España sucede al revés con Ciudadanos. A pesar de algunos errores, es el discurso más al alza en el escenario, una opción tentadora para el voto moderado.

Esas diferencias no son moco de pavo. Y además está la ley electoral inglesa, con premio para el más votado, y la sociología británica, con el pragmatismo institucionalista de la clase media aquí vapuleada. Con todo, el caso ‘tory’ inspira al PP, decidido a verse como Partido Populatory; aunque los suyos temen que un Rajoy sin liderazgo, más que emular a Cameron, acabe en ‘Cameron de la Pifia’ por peteneras electorales.

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