Seres superiores

El fútbol, mirado con un ápice de sensatez, es una desmesura, una barbaridad en donde todos han puesto pillería y artes de todos los colores. Hacienda hace ver que quiere meter mano, pero se queda en lo epidérmico
 

24 abril 2021 11:30 | Actualizado a 24 abril 2021 16:14
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Aunque la tradición cristiana dice que el Ser Superior es Dios, hay paganos que actualmente se creen Seres Superiores. Un futbolista ya calificó así al señor Florentino Pérez, el hábil trapisondista que con el proyecto Castor en tierras tarraconenses demostró que ganaba tirándolo adelante y ganaba mucho más si no lo tiraba adelante. Todos sabemos que si eso fue posible es porque alguien le permitió la trampa. Quizás ese desconocido Eme Punto Rajoy.

Esta semana, el señor Pérez ha tratado de ejercer de Ser Superior capitalizando un negocio a base de robarle la idea a otro trapisondista llamado UEFA. ¿No se han enterado esos personajes que el fútbol es un juego deportivo y no un negocio multimillonario para algunos de los que tocan el balón y los que dirigen el balón? 

La demagogia de «papá Castor» ha consistido en decir que montaba su negocio «para salvar el fútbol» aunque también es cierto que tuvo la debilidad de soltar que «estamos arruinados». Si están arruinados, que presenten libros ante el juzgado y declaren quiebra, de lo contrario sería, legalmente, un delito de fraude. El humorista Benny Hill, vestido de lord inglés, salía por televisión diciendo: «La guerra nos ha arruinado a todos: yo estoy arruinado, mi mayordomo está arruinado, mis jardineros  están arruinados y todos mis criados están arruinados». Ruinas así las quisieran los miles, tal vez millones, de pobres que hay en España.

Me gustaría soñar con que un día los aficionados y gentes de buena fe que se distraen con él, hicieran huelga, indignados de tanto abuso de la buena fe de unos 

El fútbol, mirado con un ápice de sensatez, es una desmesura, una barbaridad en donde todos han puesto pillería y artes de todos los colores. Hacienda hace ver que quiere meter mano, pero se queda en lo epidérmico. ¿O no lo es que a un futbolista que gana por semana entre dos y tres millones de euros, o quizás más porque nadie sabe realmente cuánto gana,–Messi- reciba una multa que no llega a un mes de sueldo por todos los engaños que ha tratado de urdir?

El fútbol, es cierto, es un reflejo de nuestra sociedad: los tifosi (palabra italiana que literalmente quiere decir «enfermos») seguidos de los aficionados toleran cuanto se haga mientras se puedan ver los partidos por televisión. No les importa que buena parte de los presidentes de los grandes clubs hayan acabo en la cárcel, o casi. A excepción de los vascos, ningún equipo representa a una ciudad o a su sociedad, pues son una amalgama de mercenarios que –se ha demostrado- besan el escudo del mejor postor. En España, el futbol ha hecho cambiar incluso los horarios de sesiones del Congreso, cuando tendría que ser al revés: que cualquier actividad respetara al Legislativo y sus normas.

Los Seres Superiores sólo lo son si alguien los acepta, pero generalmente son gente manipuladora, aberrante, ávida de dinero, sin límites, a costa de lo que sea. Pero me gustaría soñar con que un día los aficionados y gentes de buena fe que se distraen con él, hicieran huelga, indignados de tanto abuso de la buena fe de unos e incluso de la fiebre tifosa de otros. Cero telespectadores. El castillo de naipes del fútbol caería de un soplo y tendríamos oportunidad de construir otra manera de ver el deporte. Algunos dicen que es un espectáculo, pero yo sigo manteniendo que es un juego. Llámenme soñador, pero si uno no tiene algunas utopías como punto de referencia, se volvería loco, en especial con Seres Superiores tratándonos de tontos.
 

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