De libros, circo y turismo

El patrimonio histórico forma parte de nuestra identidad, nuestra singularidad y nuestra historia. Por eso es tan descorazonadora la Memoria de la Fiscalía de Tarragona de 2022. El alto estamento judicial lamenta la «absoluta desatención» de bienes protegidos en toda la demarcación. Asegura que «en muchas ocasiones los mayores atentados contra el patrimonio histórico y contra la ordenación del territorio están anunciados y penalmente no se puede hacer nada hasta que el delito se ha consumado». Y añade la Fiscalía que «debería existir la opción de paralizar cautelarmente unas obras con apariencia clara de delito». El informe reconoce una situación de impotencia por parte de la Fiscalía y hace referencia a casos conocidos y mediáticos como el de la Torre de Minerva, que, en julio de 2021, fue agujereada con tornillos en diversos puntos, incluso en uno de los elementos más importantes del monumento, como es el friso de Minerva, primer relieve escultórico romano del mundo fuera de la península itálica. Pero, hay otros menos conocidos, como el poblado medieval de Els Montgons, Bien Cultural de Interés Nacional, cercano al polígono Riu Clar, o la Abadía del Codony, situada en Perafort, que se empezó a edificar en el año 1303 y que fue el origen del actual municipio del Tarragonès.

La Fiscalía arremete contra las actuaciones que destruyen los bienes, pero también es muy crítica con la administración por el abandono de algunos legados. Su grito de auxilio debería ser motivo de exigencia por parte de todos. La supuesta dejadez de nuestro patrimonio no es solo una impresión. Las estadísiticas de las diferentes fiscalías de 2021 reflejan que Tarragona es la cuarta provincia de España con más investigaciones por delitos contra el patrimonio histórico.

El tema no es menor. Los gobernantes deben mejorar nuestro día a día y pensar en el futuro pero preservar nuestro pasado, nuestra memoria y nuestros orígenes es básico. Nos ayuda a saber de dónde venimos y quiénes somos, y valorar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros y lo que les debemos.

La Capona y la sociedad civil

La reapertura de la librería La Capona el pasado miércoles después de tres meses y medio cerrada tiene mucho de noticia positiva. No sólo porque supone la continuidad de un establecimiento emblemático, foco cultural de la ciudad, sino porque demuestra dos cosas. Una, que cuando la sociedad civil quiere, puede. Dos, que los jóvenes, a menudo tildados de poco comprometidos, lo son y mucho. La Capona ha vuelto a levantar la persiana porque cuatro jóvenes con mucho empuje (Jordi Collado, Jordi Vinyoles, Raquel Barbier y Carlos Domènech) y la Cooperativa Combinats se han movilizado y desvivido para recuperar la librería 111 días después de que los hermanos Ricard y Pau Espinosa y Pitu Rovira cerraran sus puertas por jubilación, tras 25 años de recorrido ininterrumpido. Y también porque más de 150 personas se han hecho socios de la librería de la calle Gasòmetre aportando 200 euros cada una. El objetivo es lograr 300 socios para consolidar el histórico negocio que abrió sus puertas en 1997. Teniendo en cuenta que desde el 30 de junio se han logrado 150, y que se debían abonar 200 euros (a descontar en compras), se confirma que hay interés por la cultura y por los pequeños oasis o templos del saber y de lectura que resultan ser las librerías. Eso y que las cooperativas son una buena fórmula para multitud de comunidades de intereses.

Pepa Plana y las payasas

«La voluntad del payaso no es hacer un arte decorativo, ni amable. El payaso es muy impertinente y es muy pertinente que lo sea». Son sabias palabras de la popular y veterana payasa vallense Pepa Plana, toda una referente internacional, que ha sido proclamada esta semana Premio Nacional de Circo, «por ser pionera en poner a la mujer en el foco de la creación circense y, concretamente, en el ámbito del payaso», así como por su aportación a la «innovación del lenguaje clownesco».

Además de merecido, el premio a Pepa Plana tiene mucho de reconocimiento al sector del circo, que no goza del mismo prestigio que otras artes escénicas cuando su trabajo es tan notable, planificado y esforzado como el de otras disciplinas. Ella misma empezó como actriz porque no quería saber nada con los payasos. «Fueron diez años. Yo negaba a la payasa, la negué diez años. Aunque al final ganó la payasa. Ahora hablamos de clown de la manera más natural, pero hace 30 años aquí no era fácil ser payaso», reconoce. También es un importante apoyo a las mujeres que se dedican a esta profesión. Como reconoce Pepa Plana «no hay referentes con las payasas. Las primeras son de los años setenta, tengo hermanas mayores, pero no madres ni abuelas».

Siurana y modelo turístico

La polémica hace días que es noticia. El Ayuntamiento de Cornudella de Montsant ha rechazado que el pequeño municipio de la comarca del Priorat que forma parte de su término municipal, Siurana o Siurana de Prades, entre en el selecto club de los Pueblos más Bonitos de España impulsado por una asociación con el mismo nombre. El alcalde argumenta que el reconocimiento resultaría contraproducente porque atraería más turismo del que el municipio puede absorber en determinados momentos y además sería incompatible para preservar el entorno. La controversia está servida porque hace tiempo que todo lo que gira alrededor del sector turístico se debate entre la cantidad y la calidad como si no hubiese térrmino medio, matices y otros argumentos a tener en cuenta para apostar por una actividad tan relevante para nuestra economía.

En parte, es lógico que un pequeño municipio se preocupe por su futuro. Pero, si algo ha logrado el ya famoso ‘no’ de Siurana, es generar el interés por conocer la pequeña localidad por parte de todos aquellos que hayan seguido la polémica estos días. Y no únicamente eso. Intentar poner coto al turismo cuando cualquier visitante de este municipio, referencia por ejemplo de los escaladores, puede difundir sin posibilidad de veto las maravillas del pueblo en las redes sociales, es difícil tarea.

El reto está justo ahí, en ser conscientes de que ser un municipio con encanto tiene sus peajes. Pero hay ejemplos de buenas prácticas de pueblos bonitos en todo el mundo y los esfuerzos deben centrarse en conocerlas y saberlas aplicar.