Cautela ante los sobres con explosivos

El envío de sobres con explosivos a diferentes destinatarios es un hecho de una especial gravedad que merece ser examinado con toda la energía que permite la ley y con suma cautela. Hasta el momento han sido seis las cartas interceptadas: la primera de ellas, aunque se conoció ayer, fue enviada el 24 de noviembre a la Moncloa e iba dirigida al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Después las recibieron un empleado de la embajada de Ucrania, una empresa de armamento en Zaragoza, la base aérea de Torrejón de Ardoz, el Ministerio de Defensa y la embajada de Estados Unidos.

Según han adelantado fuentes de la investigación, cuatro de los sobres tenían la misma letra en las direcciones, escritas con bolígrafo y en mayúscula, y sostienen que de alguna forma están relacionadas con la guerra de Ucrania. Resultaría osado a estas alturas, con los datos y las escasas pruebas de que se disponen, intentar criminalizar a algún sector de la población e incluso a agentes de otros países, pues la autoría de estas cartas con explosivos podría tener orígenes muy diversos. En todo caso, urge poner todo el rigor científico en la investigación de estos hechos para esclarecerlos cuanto antes y eliminar así la posibilidad de rumores y temores que podrían enturbiar el clima social.

La experiencia de la lucha antiterrorista que lamentablemente este país ha tenido que librar durante demasiados años confiere a las fuerzas de seguridad un bagaje y una experticia que deben convertirse en una fuente de confianza a la hora de esclarecer este asunto de forma rápida y eficiente. Además, de confirmarse la relación de estos hechos con la guerra en Ucrania y el hecho de que se hayan visto afectados intereses de otros países llama a la colaboración internacional. En todo caso, en un asunto tan comprometido toca actuar con la máxima cautela y sobre todo extremar las medidas de seguridad para que no se registren daños personales.