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    El dilema de los chips cerebrales ¿Los humanos controlaremos dispositivos con la mente?

    Elon Musk ha revolucionado el mundo científico con un anuncio. Hace unos días explicó que su empresa ya ha instalado en el cerebro de un paciente un chip que podría curar enfermedades neurológicas severas

    05 febrero 2024 19:41 | Actualizado a 06 febrero 2024 14:00
    Jordi Julià
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    Él lo ha vuelto a hacer. Ha hecho realidad lo que podría ser un auténtico guión de ciencia ficción. El excéntrico y polémico multimillonario Elon Musk ha revolucionado el mundo científico con un anuncio. Hace unos días explicó que su empresa ya ha instalado en el cerebro de un paciente un chip que podría curar enfermedades neurológicas severas. De hecho, se describe que la función del implante será la de leer la actividad cerebral para poder transmitir órdenes que ayuden a restaurar algunas funciones cerebrales gravemente dañadas tras un infarto o una esclerosis lateral amiotrófica, que derivan en graves daños en la capacidad comunicativa.

    De momento, este paciente se está recuperando bien de esta operación. El dispositivo desarrollado por Neuralink se caracteriza por contar con una avanzada matriz de 1.024 electrodos, diseñados para captar con gran precisión las sutiles fluctuaciones de la actividad neuronal. La Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos dio su aprobación hace nueve meses para que la empresa comenzara a hacer estudios en humanos. Ya se había investigado antes en cerdos y monos.

    Lo más inquietante es que este chip inalámbrico, además de esta función sanadora, puede permitir al usuario controlar por telepatía casi cualquier dispositivo, como por ejemplo un teléfono móvil. O lo que es lo mismo, podremos navegar por internet, enviar mensajes de texto, hacer llamadas o crear archivos o documentos sin usar teclados, solo con el poder de nuestra mente. Incluso hay la opción de comunicación telepática entre individuos, y que haría que pudiéramos hablar sin utilizar palabras o sonidos entre nosotros.

    Estamos ante un avance de primer nivel tecnológico, pero a la vez, suenan las alarmas por el debate moral y ético que se atisba. ¿Puede esta tecnología interferir en lo que pensamos?

    ¿Puede este chip hacernos por ejemplo cambiar nuestro voto en unas elecciones? ¿Alguien puede controlar nuestros movimientos y modificar nuestros gustos con fines políticos y comerciales? De momento, los expertos no acaban de ver con buenos ojos este hito científico. Muchos se muestran recelosos.

    Lo que sí está claro es que estamos ante una frontera muy inquietante y hay que tomar este anuncio con cautela. En el aspecto jurídico y mental este avance provoca un enorme desafío. El planteamiento de esta empresa genera inquietudes muy relevantes por ejemplo con temas como la libertad cognitiva. Esto significa que se puede abrir la puerta a una posible vulneración de nuestra identidad, nuestra libertad de expresión y también de nuestros pensamientos.

    En este sentido, los llamados neuroderechos tienen muchísimo que aportar al respecto, ya que esta empresa puede acceder y manipular directamente la actividad cerebral y afectar aspectos como la privacidad, la autonomía y la seguridad de los individuos.

    Como decimos, el anuncio ha creado dudas entre los neurocientíficos. De momento no se ha publicado ningún artículo en ninguna revista especializada y algunos expertos dejan caer que al final todo se pueda deber a una estrategia puramente comercial. Eso sí, Musk no sería el único que está en esta carrera. Según ha publicado el diario South China Morning Post, el Gobierno de China ha abierto un nuevo laboratorio de investigación sobre los chips cerebrales en Tianjin.

    Eso sí, estos implantes chinos no requieren de ningún tipo de cirugía para funcionar, lo que supone que no hay que operar en el cerebro del paciente. Han reclutado hasta a 50 expertos para continuar investigando este campo que se está abriendo y que podría convertirse también en un arma de doble filo, ya que podría ser una herramienta para controlar a una población si a un gobierno se le antoja que sus ciudadanos apoyen sus leyes o cualquier medida que tomen desde el poder. Ante este panorama, lo tengo claro, ahora mismo no me implantaría de ninguna forma este chip por muy bien que me lo vendan como el gran avance del siglo. Mis ideas y mis pensamientos son míos y nadie tiene que poder modificarlos. ¿Ustedes qué harían?

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