La vivienda en el futuro ¿Viviremos en plazas de garaje?

Se estrenó sigilosamente y sin mucho ruido a mitades de este año y las excelentes críticas hicieron que saltara pronto a la plataforma Filmin, que supo captar que esta miniserie daría mucho de qué hablar. Hablamos de The architecht (El arquitecto), una historia que pone los pelos de punta al más puro estilo Black Mirror. Pero esta vez el tema central es el problema de la vivienda. En la realidad distópica y futurista que aparece en la serie vemos como los ciudadanos de la capital de Noruega, Oslo, no pueden ni alquilar una vivienda. De hecho, vivir bajo un techo es un privilegio que solo pueden hacer los que más dinero tienen.

La falta de espacio en la ciudad, los inaccesibles precios y las hipotecas prohibitivas hacen que incluso algunas personas se autolesionen para cobrar un seguro y así ganar dinero para quedarse con un piso. Ante esta situación algunos ciudadanos se ven obligados a vivir en garajes subterráneos. Cada plaza de un parking bajo tierra acoge el dormitorio de una persona y en cada planta hay unos lavabos y una ducha compartidos para todos los residentes. Cada plaza se ha dividido en cortinas azules al más puro estilo de los boxes de un hospital. Son los tabiques que separan cada una de estas ‘infraviviendas’. La proyección de los cuatro episodios dejó sin aliento y pegados a la butaca a los espectadores del Festival de Berlín donde se llevó el premio a mejor serie. Una producción noruega que no deja de llevarse grandes críticas y galardones. Eso sí, al salir de la sala de proyección muchos se preguntaban si nuestro futuro será así. Y otra inquietante pregunta, ¿dónde vamos a vivir si la gentrificación y la turistificación se hacen más agresivas y llega a expulsarnos de las ciudades?

Hay expertos que ya alertan de que el sistema urbanístico de las ciudades está en crisis. Tal vez es momento de empezar a pensar si la ciudad como aglomeración descontrolada de población debe ser revaluada. Eso significa que se tendrá que invertir más dinero en buscar fórmulas para que nuestras ciudades cuenten con más zonas verdes, menos coches y más espacios para bibliotecas, centros cívicos y caminos para senderistas o ciclistas. Y es que el ciudadano tendrá que buscar consuelo fuera de casa porque en muchos centros de las ciudades del futuro los minipisos ya no serán una anécdota, serán ya aterradoramente mayoritarios.

En Japón ya conviven con esta realidad. Cuatro personas de una misma familia pueden vivir perfectamente en pisos reducidos de 45 metros cuadrados. Pero lo más sorprendente es que se está poniendo de moda vivir en estudios de 19 metros cuadrados en Tokio. Takeshi Hosaka es un arquitecto que convive con su pareja en uno de estos apartamentos. Los muebles de la cocina, la lavadora y la encimera de acero están casi al lado de la cama. Son dos habitaciones, cocina y baño comprimidos en esos 19 metros cuadrados. No hay un solo hueco sin función. Todo tiene su sentido en este puzzle arquitectónico. Eso sí, el minipiso tiene el techo a siete metros de altura para evitar la sensación de angustia o ahogamiento al estar en un espacio tan reducido. Hosaka contesta cuando le preguntan si se siente agobiado en su propio piso que ya en el periodo Edo en Japón, hace unos 300 años, una familia japonesa media tenía que vivir con 5 tatamis en el suelo.

Pero no solo en Japón, es ya más que conocida Le Cabanon, la mítica cabaña de Le Corbussier en la Costa Azul francesa que medía 16 metros cuadrados. Este espacio se convirtió en un icono de la arquitectura moderna y revolucionó la idea del espacio necesario para vivir. Eso sí, no contaba ni con cocina ni ducha. Le Corbussier utilizaba estos servicios en el restaurante de un amigo. Soluciones prácticas para un drama que cada vez vemos más cerca y que puede ser un gran problema en las próximas décadas.