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    La Ucrania rusa

    30 septiembre 2022 18:44 | Actualizado a 01 octubre 2022 06:00
    Josep Moya-Angeler
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    La Historia la escriben los vencedores, nunca los derrotados, lo cual permite manipulaciones de todos los colores, con un problema añadido: en qué momento histórico tomamos referencias para determinar la realidad y fronteras de un país. Es decir, a qué nos asimos interesadamente para defender que un país es el que es o debiera ser. Los ejemplos de Israel y Palestina, los kurdos o Taiwán e incluso las dos Coreas son concluyentes. África entera es un conglomerado de países formados por convencionalismos coloniales. Responden siempre a intereses, conquistas y poder.

    Lo mismo ocurre con Ucrania, origen histórico de Rusia, con Crimea o el Donbás como territorios ahora en disputa. Rusia los hace suyos y los reclama por la vía violenta. Crimea fue rusa hasta hace setenta años, en que fue regalada a Ucrania y ahora el donante se hace atrás y se la vuelve a adjudicar. El Donbás, ¿es ruso o simplemente pro-ruso? Nadie tiene la razón, excepto los ciudadanos de la cuenca del Donets. Son ellos y nadie más quienes han de decir quiénes son y qué quieren hacer con su realidad como pueblo: ser ucranianos o rusos o tal vez independientes. Claro está que decidirlo en base a un referéndum sin ninguna garantía no es la forma más seria de reflejar la expresión de la opinión de un país.

    La consecuencia no es profética, simplemente es razonable: el Donbás pasará a integrarse a Rusia tan solo por la razón suprema de que así lo quieren sus ciudadanos. Ucrania tendrá que aceptarlo y esta situación debiera cerrar el capítulo bélico en que viven, mientras a Rusia no le entre la ambición de adjudicarse otros territorios o países, como Transnitria. Y cuanto antes pasen página todos los protagonistas –rusos, ucranianos y ‘donbasnianos’– mejor para todos porque este conflicto ha cambiado el rumbo económico de casi todo el mundo. Un precio desmesurado. La salida de esta guerra consistente en esperar a que Putin se retracte o que haya un punch en el Kremlin que suponga retirar las tropas rusas de Ucrania es prácticamente inviable.

    El Donbás, ¿es ruso o simplemente pro-ruso? Nadie tiene la razón, excepto los ciudadanos de la cuenca del Donets. Ellos han de decir quiénes son y qué quieren

    Este concepto de que un país es el que es porque así lo determinan sus ciudadanos no solamente parece lógico sino que lo es. Se basa en la tan cacareada «soberanía de un pueblo» a que muy pocos políticos hacen caso. La historia está plagada de conquistas contra natura, imposiciones y conveniencias e incluso son alabados los grandes conquistadores por agrandar sus territorios a base de armas, pillaje y sangre. Basta recordar 1714 y sus consecuencias para Catalunya desde entonces. Tratar de comparar Ucrania con Catalunya no es políticamente correcto pero es lógicamente pensable. Nadie lo hace porque no está la olla como para remover el caldo.

    Volviendo a Ucrania, que he conocido in situ, es un país de corte claramente soviético, pasado a la democracia de una corrupción generalizada por un imparable movimiento de disgregación de la URSS que buscaba una modernización de sus repúblicas. Los ucranianos apenas se diferencian de los rusos, tienen los mismos vicios y virtudes y no parece un país de gentes, en general, de mentalidad moderna, abierta y compleja. Su evolución es lenta y su mayor atractivo es una cultura recia y amplia, admirable. Dicen ellos mismos que son el hermano menor de Rusia, que actúa como un hermano abusón, más fuerte y acomplejado de una superioridad que no debiera dar paso a los desmanes que desde siempre ha cometido con Ucrania. Una Ucrania condenada a perder el Donbás, pese a tanta muerte...

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