Vote por san Valentín

Este que viene debería ser un domingo carnal, no deberían celebrarse elecciones regionales sino erecciones generales. Raramente coinciden el día de San Valentín, el del amor, la fertilidad y la primavera, con el desenfreno y la lujuria del Domingo de Carnaval. Pero va a ser un día de comicios con guantes desechables, mascarillas, EPIS y pantallas. No vamos a dar en mano ni el DNI.

La triple coincidencia resulta paradójica teniendo en cuenta que hay lugares en España que prohíben quedar para hacer el amor. Una novia que canceló su boda se niega a ser presidenta de mesa, y otros que han respetado las normas sanitarias sin tocar a sus familiares o amigos, llaman a desobedecer invocando su derecho a la salud.

Gente aprisionada por la cruda realidad de la pandemia se ha desapegado de la clase política, ha dejado de creer en ellos. La pelea electoral que les resulta ahora carnavalesca. Las elecciones son para los políticos una fiesta de máscaras a la que van a rechazarles muchas invitaciones. Los desencantados sueñan con urnas vacías, mesas sin constituirse, o que el voto nulo gane y presida la Generalitat algún personaje histórico o de ficción.

Aunque los medios no proporcionan espacio electoral a quienes los representan, pedimos el voto por el personaje fantástico del último disfraz que vean de camino al colegio electoral, salvo que ya lo tuviera decidido. O, si es usted creyente, vote por el decapitado san Valentín, para que establezca en Catalunya un gobierno sin cabeza, pero todo corazón.