«Contribuimos a esa pequeña comunidad K-Pop local»

Para One Shoot Official, lo que empezó como un grupo de amigos a los que les gusta bailar ha ido creciendo, especialmente en los dos últimos años, hasta mover a muchos jóvenes del Baix Camp apasionados por la cultura K-Pop y con ganas de aprender conjuntamente.

¿Cómo nació One Shoot? ¿Se conocían de antes?

A.M. Cuando descubrí el K-Pop, me empezó a gustar la música y el baile y un día me planteé que si me gustaba bailar, por qué no hacer covers, pero empezar sola es difícil. Entonces, hablé con un par de amigas a las que también les gustaba, nos juntamos y, poco a poco, fuimos siendo más. Al principio, el K-Pop era poco conocido y era muy difícil encontrar a gente a la que le gustase y, sobre todo, bailar. Cuando llegamos a ser 7 miembros decidimos hacerlo un poco más oficial y creamos una cuenta en YouTube e Instagram para subir vídeos.

È.L. Al final, es un grupo de amigos que se ha ido expandiendo gracias al K-Pop y nos dedicamos a bailar. No buscábamos nada.

¿Cómo ha ido creciendo?

A.M. Primero subíamos dance covers, luego empezamos a participar en concursos y exhibiciones, hemos hecho actuaciones por la zona... y como hacíamos actividades en el Centre Cívic Llevant, la directora nos propuso hacer un taller. Hacían ya clases de baile y fue para probar a ver qué tal. Empezamos con uno especial en Navidad y vino bastante gente joven, entonces, pensaron que sería una buena forma de llamar la atención y atraer a los jóvenes. Empezamos a hacer los talleres y hasta hoy.

Y son de periodicidad mensual.

È.L. De momento, sí. Tenemos pensado que sean más recurrentes, pero todos trabajamos y tenemos horarios complicados. De cara al próximo curso nos gustaría que fuese más regular.

¿El centro cívico es un altavoz para llegar a la gente de Reus?

A.M. Sí, al principio, cuando empezamos los talleres, fue en época posCovid y había muchas restricciones, pero fuimos aumentando las plazas y, aun así, las inscripciones siempre se agotan.

È.L. Además, tenemos alumnos que repiten, confían en nosotros.

A.M. De hecho, nuestro objetivo, aparte de compartir y enseñar, era que no les pasase como a nosotros que no sabíamos con quién bailar. Con estos talleres tienen un espacio donde juntarse con gente con sus mismos intereses.

¿Qué dinámicas sigue el taller?

È.L. Ahora hemos empezado a preparar una actuación para final de curso, porque nos lo piden desde el Centre Cívic, como parte del programa de talleres. Tenemos ese proyecto a largo plazo, pero normalmente cada taller parte de una coreografía improvisada o que nos haya gustado en el momento.

A.M. También nos comunicamos con los alumnos a través de redes sociales y un par de semanas antes pueden votar qué canciones les gustaría coreografiar.

È.L. La idea, también, de hacer un ‘espectáculo’ final es para que pueda venir público a verlo y se aprecie el esfuerzo, se luzca más el trabajo que se ha estado haciendo.

¿Qué proyectos tienen?

A.M. En verano, que suele haber más festivales, nos preparamos para participar y, mientras, tenemos objetivos internos de ir aprendiéndonos determinadas coreografías y mejorando para los talleres.

Como aficionadas a la cultura K-Pop, ¿hay otras iniciativas?

È.L. Actividades como tal, aquí hay pocas cosas, todo se hace en Barcelona, aunque sí hay pequeños grupos. Hace poco abrieron una tienda en la que venden merchandising y se ha convertido en un punto de encuentro.

A.M. Nosotros no esperábamos que viniese gente a los talleres y, al final, estamos contribuyendo a esa pequeña comunidad. Aunque no somos bailarines profesionales, empezamos como amateurs y hemos ido formándonos con la práctica para tener algo que ofrecer.

È.L. La implicación es completa, lo hacemos desde cero y por eso estamos aquí. Tener continuidad es un orgullo para nosotros.