Escornalbou, de camino a convertirse en un reclamo turístico de primer orden en la Costa Daurada

El Castell- Monestir de Sant Miquel y su entorno son objetos de un proyecto global de restauración y mejora que busca situarlo entre los grandes conjuntos monumentales del país. La inversión prevista supera los cuatro millones de euros

15 julio 2017 16:34 | Actualizado a 15 julio 2017 16:58
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El Castell-Monestir de Sant Miquel d’Escornalbou es una de las grandes joyas de interior del Baix Camp. Y de la provincia. Un enclave privilegiado que cada año atrae a miles de visitantes. Pero quiere dar un paso más. Convertirse en un atractivo cultural y turístico de primer orden. No solo del Camp de Tarragona. Sino de Catalunya. Por ello, la Diputació de Tarragona, junto a la Generalitat, impulsa un proyecto integral de restauración del Castell- Monestir y su entorno. Una inversión que superará los cuatro millones de euros y que se desarrollará en varias fases, con la voluntad de situarlo entre los grandes conjuntos monumentales del país.

Quieren ponerlo en valor. Darle una nueva centralidad. Y potenciar sus atractivos, además de su ubicación estratégica a apenas veinte minutos de la costa. Unos puntos fuertes que ya supo ver el ilustre reusense Eduard Toda hace más de un siglo, cuando decidió instalarse allí, convertirlo en su hogar y abrirlo a sus amigos y allegados para que lo conocieran, como recordó este viernes el director de los Serveis Territorials de Cultura de la Generalitat, Jordi Agràs, durante la presentación del proyecto. Y añadió: «Como decía Toda, una casa habitada es viva». El acto estuvo presidido por la consellera de Governació, Meritxell Borràs, quien subrayó la importancia de «dar valor y fuerza al patrimonio arquitectónico y paisajístico». También confesó que desconoce Escornalbou. Pero subrayó el «buen trabajo» realizado desde el territorio y la importancia de colaborar entre las distintas administraciones.

La idea, ahora, es seguir el camino de abrirlo al mundo, ya iniciado por Toda, y tratar de que llegue al máximo de gente posible. Si ahora el Castell atrae unos 20.000 visitantes al año y el conjunto del entorno, unos 40.000, «buscamos alcanzar los 100.000»,  puso sobre la mesa el presidente de la Diputació, Josep Poblet, quien habló de las «cifras mágicas» como incentivo para llegar a grandes objetivos. Poblet, además, subrayó la importancia de «recuperar su valor histórico y patrimonial, como uno de los principales signos de identidad de la demarcación». Un hecho que quiso remarcar también el alcalde de Riudecanyes, Josep Maria Tost, quien se mostró encantado por «dar a descubrir este pequeño rincón» ubicado  en el término municipal de su población.

La primera fase de la actuación se desarrollará entre este año y el 2020. Se centra en el entorno del castillo monasterio y supone una inversión de 1,7 millones de euros, de los cuales 613.908 los aporta el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y el resto los pondrá la Diputació. Consiste en mejorar el entorno de la Baronia d’Escornalbou. Se mejorarán los caminos y senderos que unen las siete poblaciones con el Castell (Duesaigües, Riudecanyes, Vilanova d’Escornalbou, l’Argentera, Colldejou, Pradell de la Teixeta y La Torre de Fontaubella). También prevé la restauración del patrimonio arquitectónico en el entorno del castillo, como el muro de contención del Passeig dels Frares y la Font del Sarraí, dos de los enclaves más visitados de la Baronia.

El abastecimiento de agua

Destaca también en esta primera etapa la actuación para garantizar el abastecimiento de agua potable al Castell- Monestir y a su entorno. Ahora se hace a través de camiones cisterna. Se proyecta una impulsión de agua procedente del pozo de l’Argentera, con un desnivel de impulsión de más de 300 metros. Una inversión imprescindible para el conjunto del proyecto turístico que se llevará a cabo en la Baronia.

La intervención incluye, además, la ordenación del entorno natural y patrimonial, la interpretación de los elementos naturales, patrimoniales, arqueológicos y etnológicos para señalizar la zona; y el desarrollo de acciones de educación ambiental y jornadas de sensibilización.

En los últimos meses se ha puesto en marcha una comisión mixta entre la Diputació y la Generalitat para hacer el seguimiento del proyecto

La segunda fase se centrará en los trabajos de conservación de los inmuebles que configuran el conjunto del Castell-Monestir d’Escornalbou. En este caso, asciende a un millón de euros, y se desarrollará entre 2017 y 2021.

La tercera y última fase contempla una inversión aproximada de 1,3 millones de euros, y se focaliza en la dinamización de los usos del conjunto monumental. En este caso, la idea es incidir en la definición de la experiencia que tendrá el visitante. Y preparar propuestas para distintos perfiles: el turismo cultural, el de naturaleza, los deportes de montaña, el entretenimiento o el turismo familiar, dando cabida también a los eventos puntuales que se puedan celebrar en la zona.
En los últimos meses se ha puesto en marcha una comisión mixta entre la Diputació de Tarragona y la Generalitat para hacer el seguimiento del proyecto. La idea es trabajar juntos. Poner en valor este lugar privilegiado en el corazón del Baix Camp. Ofrecer servicios para el visitante. Y afianzarlo como un valor turístico de altura en la Costa Daurada y en Catalunya.


Dos edificios medievales

El Castell Monestir d’Escornalbou está formado por los restos de dos edificios medievales: el monasterio de Sant Miquel, fundado en 1153, y un castillo, construido sobre los restos de una fortaleza romana. Un conjunto que fue durante más de seis siglos el epicentro de la Baronia d’Escornalbou, que reunía los municipios de Duesaigües, Riudecanyes, Vilanova d’Escornalbou, l’Argentera, Colldejou, Pradell de la Teixeta y la Torre de Fontaubella. De hecho, ayer también asistieron a la presentación del proyecto representantes de estos municipios. Pequeñas poblaciones con sus propios atractivos para el visitante que ven en la futura dinamización de Escornalbou una gran oportunidad.

Tras la Desamortización de Mendizábal, en 1835, el conjunto quedó en ruinas. Y luego llegó la era del ilustre reusense Eduard Toda, escritor, egiptólogo, historiador, cónsul y gran defensor del patrimonio cultural, que lo compró y reconvirtió el edificio en una residencia burguesa.

En 1941, la casa pasó a manos del comerciante reusense Josep Maria Llopis, que la usó como segunda residencia. Y en 1979 pasó a ser del Banco Urquijo. Fue en 1983 cuando la Diputació de Tarragona y la Generalitat la adquirieron. Hoy, siguen siendo copropietarias del castillo y de la montaña.


 

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