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«Fuimos casi 300 voluntarios ayudando a gente de Ucrania hace un año, fue muy intenso»

El centro de formación reusense Open Europe hace balance de la acción iniciada en 2022 enviando material sanitario y alimentos a la franja entre Polonia y Ucrania. La labor continúa

01 julio 2023 10:58 | Actualizado a 02 julio 2023 07:00
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El centro de formación sin ánimo de lucro y con sede en Reus, Open Europe, en su vertiente humanitaria, continúa con la labor empezada el año pasado en pro de las familias afectadas por el conflicto entre Ucrania y Rusia, aunque de otra manera. Como esta, otras muchas entidades y redes de voluntarios se activaron también en la capital del Baix Camp para ayudar por entonces.

Desde el centro formativo, hacen, a día de hoy, un balance positivo de la acción iniciada en marzo de 2022, en la que enviaron furgonetas cargadas de material sanitario y alimentos a la franja entre Polonia y Ucrania. «Fuimos casi 300 voluntarios, entre Reus y la gente que estaba en la franja, ayudando a gente de Ucrania, hace ya algo más de un año, fue muy intenso», rememora Alfred Blasi, al frente de Open Europe. La labor, aunque cambió a raíz de la apertura de las fronteras, continúa en la ciudad y en el territorio. «Ahora mismo, estamos atendiendo alrededor de 26 familias, que ya han adquirido más autonomía, lo más importante de los viajes que se hacían en furgoneta es que te asegurabas de que la ayuda llegaba a las personas que lo necesitaban», detalla Blasi.

En la actualidad, el centro ofrece ayuda puntual a las familias que aún siguen aquí, y a esta treintena de familias las apoyan, por ejemplo, con la homologación de sus estudios. El objetivo es empezar de cero y ejercer aquí en su especialidad profesional. A modo de repaso, Blasi explica que «cuando estalló la guerra, muchas familias vinieron a Reus, entre otros lugares; muchos particulares las acogieron en viviendas propias y vacías, además, para que estuvieran un tiempo». Pasaron los meses y «muchas no tenían cómo sustentarse, algunas volvieron a su país de origen, otras fueron redireccionadas y otras decidieron quedarse». Blasi recuerda la complejidad burocrática al formalizar la ayuda de las familias: «Nos quedamos con lo bueno, ayudamos a mucha gente y una gran cantidad de voluntarios respondió».

Los testimonios

Andriy y Julia Zaporozhchenko es una pareja de médicos que ahora está tramitando la documentación correspondiente para poder ejercer como tal aquí. Andriy, médico en la especialidad de cirugía y urología pediátrica y organización asistencial (gestión en medicina), relata que «antes de la guerra, trabajé en hospitales infantiles en las ciudades de Zaporozhye y Dnipro, como cirujano y urólogo pediátrico». Las principales áreas de trabajo «fueron la implementación de métodos quirúrgicos laparoscópicos y otros mínimamente invasivos en niños» y trabajó «como director del jardín de infancia municipal de Zaporizhzhia».

Viviendo en Zaporizhia y tras el inicio de la guerra en Ucrania, la compañera de Andriy, Julia, y su hijo menor, «partieron a España, hacia un lugar seguro y ocho meses después, me mudé con ellos». El objetivo era empezar de cero, con el añadido, además, de que Andriy «ya había viajado varias veces a Europa y España con mi familia, incluso por viaje de negocios».

Además de ser miembro de la Asociación Europea de Cirujanos Pediátricos, algo que siempre genera red profesional, Andriy distingue que, además, cuentan con «muchos conocidos y amigos viviendo en Europa». En el caso de Julia, antes de la guerra, trabajó en los departamentos terapéutico y de cardiología de hospitales de Zaporozhye y Dnipro. «Mis áreas de trabajo son la terapia y la medicina familiar, recibí también el derecho a trabajar como cosmetóloga y trabajé como especialista en medicina estética en varias instituciones privadas» en las dos ciudades mencionadas anteriormente, hasta que todo cambió.

Tanto Andriy como Julia esperan, en un futuro próximo, «aprobar la homologación del título de médico especialista», cada uno en su especialidad, así como «realizar cursos de formación avanzada y brindar atención médica cualificada basándose en nuestra experiencia y nuevos conocimientos adquiridos en España».

Proyectos en mente

Otro caso es el de Halyna Artiukh, quien antes de la guerra, trabajó como instructora de yoga de danza en varios estudios de yoga en Kiev, dió clases para mujeres y trabajó en la creación de una organización de mujeres. «A comienzos de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, no entendía qué tenía que hacer y me trasladé a Cracovia. En pocos días, con la ayuda de Open Europe, llegué a Reus», declara. Encontró amigos en Reus y ahora vive con ellos. «Sin la ayuda de mis amigos, mi vida aquí no sería posible. Estoy aprendiendo catalán y castellano, mejorando mi inglés», añade Artiukh. Además continua dando clases de yoga en línea para mujeres ucranianas. «Veo mi realización en actividades culturales y educativas y ahora tengo un acuerdo con la Biblioteca Central Xavier Amorós, para abrir un apartado sobre literatura de Ucrania; estoy coleccionando libros para este espacio, porque quiero abrir una galería-cafetería. Busco socios para este proyecto», concluye.

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