'Aprender a resolver conflictos debería estudiarse en clase'

EDUCACIÓN. Las desavenencias forman parte de cualquier relación, pero en la escuela apenas se habla de ellas. Un curso ayuda a docentes y padres a abordarlas con sus hijos

24 julio 2019 12:00 | Actualizado a 26 julio 2019 11:28
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Juan de Vicente Abad es orientador, profesor de un instituto público de Madrid con más de 30 años de experiencia y Premio al Docente más Innovador de España en 2016. Uno de sus empeños es explicar que hace falta que la escuela enseñe cómo resolver los conflictos y, por el camino, demostrar que los adolescentes son mucho más que gente ‘difícil’ o apática.

Lo contaba ayer durante la presentación del curso ‘online’ que ha diseñado para el BBVA en el que ofrece técnicas, tanto a docentes como a familias, sobre cómo enseñar a los hijos a enfrentar los conflictos.

El curso forma parte del programa ‘Aprendemos juntos’, que la entidad bancaria puso en marcha el año pasado y cuya cara más visible son una serie de vídeos inspiradores en los que participan personajes de lo más diversos, desde Jane Godall hasta Valentín Fuster. El responsable del programa, José Luis Arbeo, cuenta que «queríamos que se hablara de educación». Han acertado: los vídeos ya han alcanzado los 500 millones de visualizaciones.

25 centros en Tarragona

Paralelamente, además de los vídeos, el programa ha puesto en marcha una serie de cursos ‘online’ gratuitos y de acceso universal que tanto docentes como padres pueden utilizar solo con registrarse. Hasta ahora en la demarcación de Tarragona 25 centros educativos se han registrado para descargarse los materiales.

El de resolución de conflictos es el tercer curso del ciclo, y consta de 14 lecciones, guías para cada ejercicio y materiales descargables. Los mismos se pueden usar por separado y sin necesidad de seguir un orden específico.

Juan de Vicente Abad explica que «en la vida siempre van a existir conflictos, es inevitable. Por eso el único camino es aprender a gestionarlos». Un ejemplo de las técnicas que propone es, en medio de una desaveniencia, hablar en primera persona de lo que se siente: «Me has hecho sentir humillado», y no en segunda persona: «Eres un canalla».

Otro ejemplo de las actividades que se proponen consiste en escribir la historia de un adolescente en base a un nombre: María o Mario, con una frase que aporta cada alumno. La historia resultante siempre es distinta, pero sobre todo llama la atención que en el caso de Maria, se acaba hablando de sus relaciones, de su familia, y en el caso de Mario nunca se habla de sus sentimientos y sus miedos. Los chicos reconocen por sí mismos que hay estereotipos de género que ellos reproducen.

«¿Y si las historias que hay que inventar son las de Alex y Mohamed?», se pregunta el orientador. La respuesta es que en las clases se forman discusiones muy interesantes sobre el racismo, «así descubren que todos tenemos prejuicios».

Estrategias contra el acoso

Este ponerse en el lugar del otro es clave para abordar el acoso y la exclusión. De Vicente apunta que los adolescentes descubren con estas actividades que cualquiera es capaz de generar dolor. Y recuerda que acoso «no es sólo una colleja, sino ese estuche que ‘vuela’ por la clase, se estrella y siempre es de la misma persona... Es simplista pensar que los acosadores son monstruos que nos encontramos de vez en cuando en las escuelas».

Los profesores, reconoce, no las tienen todas consigo a la hora de contar con tiempo para tratar estos temas en clase, pero asegura que cualquier estrategia contra el acoso pasa por la participación activa de los alumnos. Se trata, apunta, de tener estudiantes sensibilizados que no estén dispuestos a ser meros espectadores.

Comentarios
Multimedia Diari