Colapso de coches en la Rambla Nova de TGN a la salida de los alumnos de Les Teresianes

La Guàrdia Urbana permite a los padres del centro dejar mal aparcado el vehículo durante diez minutos para ir a recoger a sus hijos. En ocasiones, el tiempo se alarga...

26 febrero 2020 20:10 | Actualizado a 02 marzo 2020 13:47
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Son las cuatro y media de la tarde y prácticamente no queda ni un agujero libre para dejar el coche. La mayoría de los padres esperan dentro del vehículo hasta las cinco en punto, cuando sus hijos salen del colegio. Una patrulla de la Guàrdia Urbana también permanece en el coche. A menos cuarto, el operativo se pone en marcha y los agentes empiezan a controlar el tráfico. La plaza cuadrada que alberga la estatua de Els Despullats está casi intransitable. Por no hablar de la Rambla Nova, que pierde un carril. Lo único que se respeta es la plaza para el autobús. Así es la escena que, día tras día, se repite en las inmediaciones de Les Teresianes, colegio ubicado en la arteria principal de la ciudad.

A las nueve de la mañana y a las cinco de la tarde, la vía se colapsa. La fluidez habitual de la Rambla Nova se convierte en una especie de caos. Los padres que vienen a recoger a sus hijos al colegio dejan el coche donde pueden, sin ningún tipo de miramiento. Nadie les pone ninguna multa. La Guàrdia Urbana es un tanto flexible, tras una especie de pacto entre la policía y la misma escuela. Los padres cuentan solo con diez minutos para ir a buscar a los niños. Pero normalmente, el tiempo se alarga y el colapso está servido.

Esta situación, pero, no ocurre solo en el caso de Les Teresianes. En las horas puntas, las calles cercanas a Les Carmelites o a Lestonnac también se llenan de vehículos que impiden la circulación normal.

Mary es vecina de Salou, pero lleva a sus dos hijos a Les Teresianes. «Normalmente, llego aquí unos 35 minutos antes de que salgan. Si no, no encuentro sitio para dejar el coche», explica. Está estacionado, con los cuatro intermitentes en marcha, delante del edificio de Hacienda. «Somos conscientes de nuestro privilegio, pero de una manera u otra tengo que recoger a mis hijos», añade Mary, quien asegura que no hay ningún colegio en Salou que le guste tanto como Les Teresianes. «Por esto los llevo aquí», apunta.

Lo cierto es que, curiosamente, son muchos los alumnos del centro que vienen de otros municipios, como por ejemplo, de Valls, de El Morell o de La Pobla de Mafumet, entre otros.

Isabel es vecina de Constantí y deja el coche como puede. Asegura que «no me queda otra que aparcar mal. Eso sí, intento ir lo más rápido posible para no perjudicar al resto de ciudadanos». Isabel explica que su hijo tiene actividades extraescolares en Constantí, poco después de salir del colegio y, por lo tanto, tiene prisa por llegar a la hora. Joan Garriga, también padre de la escuela, opina que «la gente no debe apalancarse», y añade que «egoistamente, me parece bien que la policía nos permita dejar aquí el coche, pero reconozco que, como usuario, no es justo».

Por su parte, desde el AMPA del centro, se asegura que «no hay para tanto. Solo son diez minutos, los que el lugar se llena de coches», explica la vicepresidenta, Sarai Martínez. Como mejora para facilitar la movilidad, los padres piden que se retiren los contenedores que hay delante del colegio. «Así tendremos más sitio para aparcar, teniendo en cuenta que son muchas las famílias que vienen desde los barrios o urbanizaciones». Finalmente, desde el AMPA aseguran que se celebran reuniones para conscienciar a los padres de que solo cuentan con diez minutos.

Juegan en la Rambla

Pero la flexibilidad de la Guàrdia Urbana no gusta a todo el mundo. La presidenta de la Associació de Veïns Tarragona Centre, Núria Sabat, asegura que es una reivindicación histórica. «Muchos padres aprovechan que tienen el coche cerca para que sus hijos jueguen un rato en la Rambla», comenta la líder vecinal, quien apunta que «a veces, sospechamos que haya diferente vara de medir entre los colegios públicos y los concertados. En el entorno del Pau Delclós, hemos visto como se ponían multas y había menos tolerancia». Sabat opina que «se trata de un tema cultural. No puede ser que los padres vayan a buscar a sus hijos al cole en coche».

Por su lado, el director general del centro, Francisco Sardaña, asegura que la comunidad educativa no lo vive como un problema. «La Rambla es una avenida muy ancha, y desde el colegio estamos muy encima de los padres. Nadie aparca en las plazas reservadas para autobuses ni en las esquinas que dificultan el paso de otros coches», explica Sardaña, quien añade que «en cuestión de cinco minutos, los vehículos desaparecen».

El director recuerda que la escuela lleva cien años en la Rambla y que «este es uno de los peajes que se paga, pero que se ve compensado por la centralidad del equipamiento», dice. Sardaña quiere destacar que esta problemática no solo se ve en la Rambla, sino en otros puntos céntricos del municipio, donde también hay escuelas. Cabe recordar que Les Teresianes cuentan con cerca de 800 alumnos.

Finalmente, Sardaña explica que se están trabajando en posibles iniciativas más sostenibles, como pueden ser, por ejemplo, los caminos escolares o los carriles bice. «Estamos siempre atentos a posibles mejoras», dice el director.

«Momentos puntuales»

Por otro lado, desde la Guàrdia Urbana reconocen la problemática, pero la centran en «momentos puntuales». Hay algunas dotaciones del cuerpo que se dedican exclusivamente a controlar el tráfico en la entrada y salida de los alumnos. «De todas maneras, mientras que la asistencia de los padres a los colegios se haga en vehículo, la situación entorno a estos centros continuará siendo esta», aseguran fuentes oficiales de la Guàrdia Urbana, quienes añaden que «seguiremos trabajando para minimizar las afectaciones».

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