El conflicto de Cala Tamarit con Rimoni, en vías de resolverse

La constructora está interesada en acabar de construir en los últimos solares que quedan disponibles en la urbanización, pero antes deberá abordar las mejoras que quedan pendientes

06 diciembre 2019 09:30 | Actualizado a 06 diciembre 2019 09:39
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Ha sido un largo camino de pleitos, contenciosos y de malestar de los vecinos y el Ayuntamiento. No obstante, el largo tira y afloja con la constructora Rimoni está encarrilada para que definitivamente pueda haber una solución para los residentes de Cala Tamarit, que durante todos estos años han tenido que sufrir el hecho de vivir en una urbanización «inacabada».

Según ha podido saber el Diari, la empresa está interesada en acabar de construir cuanto antes en los terrenos que aún tiene disponibles en la zona de Llevant. Y esto pasa por afrontar las inversiones que esta sociedad aún tiene pendientes en el barrio y «seguir la vía que establece el POUM». Esto aparcaría las otras alternativas que se habían puesto encima de la mesa en los últimos meses, que podrían haber dilatado el hecho de encontrar una solución. Y es que, hasta hace unos días el tema se encontraba en una situación estancada y el consenso entre los dos bloques estaba lejos.

Hay que retroceder hasta finales de los años noventa para sentar los precedentes. En aquellos momentos, la empresa Rimoni compró el altozano de Cala Tamarit y fue desarrollando el plan parcial 31, con la construcción de viviendas de alto standing. La urbanización fue desarrollándose por manzanas y el Ayuntamiento iba recepcionando las piezas. En el año 2006 tan solo quedaban cuatro parcelas por construir, la mayoría de las viviendas ya estaban habitadas y cuando la empresa solicitó la licencia para impulsar una nueva promoción en el solar conocido como La Muntanyeta, la Administración local se la denegó.

Había algunos aspectos relacionados con los viales, el alumbrado público y la red de alcantarillado que no estaban bien resueltas, por lo que el Ayuntamiento les obligaba a acometer estas inversiones antes de seguir adelante. «Había aceras por acabar y algunos tramos de calles no estaban hechos. Además las instalaciones estaban mal dimensionadas», explica Ferran Mateu, miembro de la junta de la Associació de Veïns de la Móra-Tamarit.

La Administración local destaca que hay una «buena predisposición» para solucionarlo

En este contexto, Rimoni quebró y los vecinos se quedaban con un déficit en los servicios básicos, obligando al Ayuntamiento a tener que actuar y asumiendo los gastos. Pero la situación ya estaba en los juzgados. Aunque de forma separada, la Administración local y los vecinos llevaron el caso a los tribunales y en el año 2017 salió una sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, favorable para que se pudiera hacer de forma definitiva la recepción de la urbanización. Esto obligaba a la compañía a hacerse cargo de las actuaciones que no se habían llevado a cabo, compensando al Ayuntamiento por el dinero que ya se había gastado.

La sentencia apuntaba que la cifra ascendía a una suma de entre 1,5 y dos millones de euros, aunque la Administración local cuantificó en tres millones la inversión realizada.

Y es que, éste no fue el fin de la empresa constructora. Hace unos años la sociedad fue adquirida por unos nuevos accionistas, que han querido recuperar el proyecto de construcción en los solares pendientes. Aunque si quieren hacerlo, antes deberán pagar la suma pendiente y acabar lo que aún resta por hacer.

En concreto, los solares que aún están vacíos son cuatro. Dos son muy pequeños, de 200 y 800 metros cuadrados. No obstante, quedan otros dos de 23.522 metros cuadrados y de 10.372, y es en este punto en el que se ha abierto una nueva brecha. El último está en el acceso desde el camping y está calificado como zona comercial, mientras que el segundo es el de La Muntanyeta, que en su momento ya suscitó los problemas.

¿Cambiar el POUM?

Durante este periodo, el Ayuntamiento dijo que en aquella zona no podía construirse, ya que es un entorno con búnquers de la Guerra Civil. Así que el POUM protegió este espacio y lo calificó como zona de equipamientos. A cambio, se proponía que se compensaría a la compañía con unos terrenos de las mismas dimensiones y, por tanto, con la misma edificabilidad, que también se encuentran delante de la vía del tren, a escasos metros de la futura zona comercial.

Lo que debía ser un cambio de cromos no fue bien visto por parte de la empresa constructora, que alegó que al encontrase los terrenos en una zona más baja, las viviendas perdían valor. «El POUM dice que debe ponderarse la edificabilidad de la parte de abajo, ya que estamos hablando de entre un 40 y un 70% de diferencia en el valor», argumenta el arquitecto de la empresa Rimoni, Xavier Climent. Y es que, en el caso contrario, debía hacerse una nueva reparcelación del plan parcial y al tratarse de un sector que prácticamente ya está desarrollado, los vecinos deberían pagar a la compañía esta pérdida en el valor de la operación.

La Associació de Veïns de la Móra-Tamarit está cerrada en banda. «Antes de que Rimoni ejecute cualquier nueva promoción debe acabar lo que falta para la recepción definitiva», apuntaba Francesc García. Asimismo, exigen a la empresa que limpie los solares vacíos, en los que ya han tenido lugar hasta dos incendios. En caso de no ser así, ya han dicho que incoarán una denuncia por la vía civil o penal. Asimismo, niegan la posibilidad de que pueda construirse en La Muntanyeta ya que quieren que «se haga una actuación similar a la que se ha hecho en El Mèdol hasta que a la larga acabe convirtiéndose en equipamientos», dice el presidente.

Por su parte, el presidente de la Associació de Veïns de Cala Tamarit, Agustí Vizcarro, propone hacer una consulta para que sean los vecinos los que decidan qué debe hacerse. «No queremos que se construya en esta zona, pero no podemos olvidar que siempre surgen problemas y si no construyen quién va a hacerse cargo de este entorno, porque ahora mismo está abandonada y nadie lo mantiene», dice.

Una de las opciones que se puso encima de la mesa era hacer un cambio en el POUM, para volver a trasladar la edificabilidad en esta parcela y que no supusiera un coste económico para los vecinos. Una posibilidad que el Gobierno no contempla. «Lo que no va a permitir este Ayuntamiento es que se hagan viviendas en esta zona», decía el concejal de Territori, Xavier Puig. Rimoni, por su parte, también habría descartado finalmente esta vía, por la lentitud en la tramitación que podría suponer. Y es que cualquier cambio en el plan general prácticamente puede alargarse una legislatura.

Puig destaca el valor que tiene la zona para los vecinos así como la importancia paisajística. «A lo mejor antes no se hablaba de esto, pero ahora sí y no queremos que un emplazamiento tan emblemático acabe depredado urbanísticamente». En total, la parte que falta por edificar son entre 100 y 125 viviendas. Y, ahora, el Consistorio está hablando con la compañía para encontrar una solución consensuada entre las partes. «Se está tratando y hay una buena predisposición para arreglar la urbanización», reconocía Xavier Puig.

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