Joel Reyes: 'Ya casi nadie se escucha un disco de arriba abajo'

El compositor tarraconense, habitual en el circuito de salas, acaba de publicar el álbum ‘Respira con amigos,’ en el que colaboran artistas reputados como Lichis, Rozalén, Marwan o Paula Rojo

27 diciembre 2018 11:39 | Actualizado a 27 diciembre 2018 11:43
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El músico tarraconense Joel Reyes (Baked Beans, Malacabeza) conmemora sus 25 años de carrera con la publicación de un disco muy especial: Respira con amigos, una reedición de su anterior trabajo en solitario (Respira) en la que colaboran artistas transgeneracionales y de diversos palos, como Lichis, Rafa Martín, Rozalén, Marwan, Paula Rojo, Isma Romero o Nadia Álvarez. Es momento de mirar atrás y sacar pecho: «Me he reinventado muchas veces y me he levantado cuando creía que no tenía fuerzas para seguir. Ese es mi mejor bagaje, mi capacidad para sobreponerme a los momentos de duda y cansancio», asegura.

¿Por qué una reedición en vez de material nuevo?
Últimamente me planteo lo absurdo de publicar un disco con un montón de canciones que, para artistas de ‘mi liga’, tiene una vida y un recorrido muy corto. El desgaste emocional y económico es muy fuerte y a los seis meses hay personas que te preguntan cuándo sacarás algo nuevo. Respira es un disco del que me siento muy orgulloso tanto a nivel de canciones como de producción, y sentía que no había tenido la visibilidad que se merecía. Se me ocurrió que una forma de prolongar su vida era hacer una reedición con algunas colaboraciones.

Y le ha salido una lista de colaboradores muy variopintos.
Mi criterio a la hora de elegir a los invitados ha tenido que ver, sobre todo, con mi amistad, admiración y cercanía con casi todos ellos. Ha sido un regalo que me he hecho tras más de media vida dedicándome a intentar dar con la canción perfecta. Todos los que participan tienen en común que son compositores como yo, luego cada cual viste los temas según sus gustos estilísticos, pero a la hora de escribir una canción todos estamos desnudos, con nuestra guitarra o piano y un papel en blanco.

Aun así, el disco mantiene la esencia del original. 
Creo que estilísticamente no cambia, es el mismo concepto de producción que ya utilizamos en Respira. Lo único que ha cambiado es que ahora no solo canto yo, y cada artista aporta su personalidad y un color de voz diferente a cada canción, con sus propios giros y su forma de entenderla. 

Buena manera de conmemorar sus 25 años de carrera. ¿Qué balance hace de este tiempo?
Positivo, solo pensando así se puede seguir en esto después de tantos años. Mi carrera me ha formado no solo como artista, sino también como persona. Soy lo que soy gracias a la música y no puedo disociar al hombre del músico. Ha habido momentos de todo, pero los buenos siempre han sido más y con más peso. Cuando te mantienes tanto tiempo en algo es porque es tu pasión y tu elección vital, con lo bueno y lo malo. Esta es la profesión más bella del mundo, pero hay que estar dispuesto a perder muchas cosas en el camino.

¿Tiene alguna espina clavada?
Supongo que todos tenemos espinitas clavadas, pero si algo he aprendido en este tiempo es a ver el vaso medio lleno. Soy una persona muy afortunada por poder hacer lo que hago y vivir de ello. A todos nos gustaría llenar las salas y vivir más holgadamente, pero seguro que llegado el caso tendríamos otros problemas y otras preocupaciones. He conseguido cosas que jamás hubiera imaginado cuando empezaba en esto.

¿Por ejemplo?
Cuando me fui a vivir a Madrid en 2001, me fui totalmente enamorado de artistas como Antonio Vega o Enrique Urquijo. Este año he participado en sendos homenajes, compartiendo escenario con algunos de los músicos que les acompañaban y artistas a los que veía en póster cuando empezaba en la música. 

¿En qué punto se encuentra ahora?
Artísticamente me siento en mi plenitud. Cada vez me gusta más lo que escribo y me siento más cómodo defendiendo mis canciones. Disfruto mucho del proceso creativo y, por suerte, las musas siguen acompañándome con bastante asiduidad. En cuanto a lo profesional, estoy en una época de tránsito, de adaptación a los nuevos tiempos. 

¿Ha cambiado mucho la música desde sus inicios?
Siempre se habla de la democratización de la música con internet, pero a la vez el acceso ilimitado a tanta información ha hecho que hayamos perdido ese punto romántico de devorar un disco y sus mil detalles durante un mes. Ahora estamos todos muy dispersos y vamos dando bandazos de una canción a otra. Ya casi nadie se escucha un disco de arriba abajo de una sentada. 

¿Ya no le ve sentido a sacar un disco, pues?
Los nuevos tiempos están dejando al disco más relegado a los artistas mainstream, y el concepto single está mucho más vigente en los tiempos de la inmediatez. Todo es cíclico y, casi sin darnos cuenta, hemos vuelto a los años 50 y 60, en los que los artistas grababan singles y solo cuando tenían varios éxitos publicaban un larga duración. Creo que el futuro va más por esos derroteros.

Usted también ha evolucionado: sus inicios con Baked Beans fueron muy rockeros y después  ha ido hacia sonidos más acústicos. ¿Está de acuerdo?
No del todo. Creo que Malacabeza fue evolucionando hacia sonidos más rock que Baked Beans, sobre todo en nuestro tercer disco Gracias, que salió cuando la banda ya se había disuelto. En mis álbumes en solitario sí he buscado ese ambiente más acústico sin renunciar al rock porque, al final, en la mayoría de mis actuaciones estoy yo solo con mi acústica mostrando las canciones tal como nacieron, sin ninguna ornamentación. Con lo cual, aunque no renuncio a las ventajas del trabajo en estudio, intento no alejar las canciones de su esencia inicial.

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