La URV, sin profesores permanentes para la Facultad de Medicina

En cinco años se jubilará la mitad de los 43 docentes académicos que son médicos en ejercicio y no hay relevo. Los decanos piden que se modifiquen los criterios de acreditación

25 octubre 2021 12:10 | Actualizado a 26 octubre 2021 05:44
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Las facultades de Medicina de todo el Estado, y la de Reus no es una excepción, se están quedando sin profesores permanentes. El Ministerio de Universidades calcula que el 43% de este profesorado -docentes con carrera académica que son médicos en ejercicio- podrá jubilarse en los próximos cinco años. Una situación que se agrava si tenemos en cuenta que muy pocos de los médicos en activo están acreditados para ingresar en el cuerpo de funcionarios como profesores titulares.

En el caso de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV, las cifras son similares que las estatales o, incluso, algo más preocupantes. Según las previsiones confirmadas al Diari por el decano de este centro, Antoni Castro, de los 42 profesores permanentes que hay actualmente en la facultad -repartidos entre los departamentos de Ciencias Médicas Básicas y de Medicina y Cirugía-, la mitad (23) se jubilarán en cinco años y en diez quedarán reducidos a 16, «siempre que no entren jovenes», aclara el propio Castro, quien define la situación como «un drama».

«En 10 años perderemos la mitad de profesores permanentes. Es un drama»

Decano de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV

Para entender el alcance de la problemática es interesante, previamente, contextualizarla. En las universidades existen dos tipos de profesores: los permanentes y los asociados. En el caso de los primeros, el primer requisito es ser doctor, para después convertirse en catedrático o titular de la plaza (en ambos casos funcionarios) o contratado o agregado.

Por lo que respecta a la Facultat de Medicina de Reus hay un total de 405 profesores. La gran mayoría de ellos (363) son asociados, es decir que colaboran en la docencia y su contrato es temporal. Mientras que permanentes hay tan solo 42. Es en este último grupo -el de los docentes con carrera académica que son médicos en ejercicio- donde radica el mayor problema de falta de relevo.

¿Pero dónde está la causa de fondo por la que este relevo no esté garantizado? Castro explica que «en el caso de los profesores permanentes hay que superar una acreditación. Envías tu currículum, si cumples unos requisitos te acreditan y si tu universidad saca una plaza te puedes presentar».

Hasta aquí no parece que pueda haber ninguna complicación, pero el problema, según comenta el decano de la Facultat de Medicina de Reus, es que «estos criterios de acreditación son muy estrictos en el ámbito de la investigación. El aspirante a la plaza tiene que haber publicado muchos artículos en revistas científicas de alto impacto y, además, siendo el primer autor del artículo o el autor preferente. Pero es muy difícil encontrar médicos asistenciales clínicos con capacidad de acreditarse, que cumplan estos requisitos en el ámbito de la investigación. Por eso en los últimos años hemos tenido un descenso importante de médicos que se acrediten. Eso significa que los profesores permanentes se están jubilando y no hay recambio».

Pocas acreditaciones

Antoni Castro expone unas cifras que demuestran las dificultades que tienen estos médicos para acreditarse como profesores permanentes. La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), encargada de conceder estas acreditaciones, en el caso de las facultades de Medicina tiene tres comisiones. Una de ciencias biomédicas, otra de ciencias clínicas (cirujanos, pediatras, etc.) y una tercera de otras especialidades (farmacia, fisioterapia, nutrición, etc.). Pues bien, «el año pasado, en la comisión de otras especialidades se acreditaron el 88% de las peticiones. En la de ciencias biomédicas el 77%, mientras que en la de ciencias clínicas «sólo el 32%, porque no se cumplían los criterios», comenta Castro.

Ante este panorama, los decanos de las facultades de Medicina de toda España piden medidas. En este sentido, Antoni Castro tiene claro que «todo pasa por intentar modificar los criterios de acreditación. Que se tengan en cuenta los méritos asistenciales del médico. También los de investigación, pero que estos no sean los más importantes. Hay médicos que consiguen estos méritos de investigación, pero lo hacen cuando están a punto de jubilarse».

Además, el decano de Medicina de la facultad de Reus también advierte que «si no tienes profesores permanentes peligra la acreditación como centro, porque ANECA te obliga a que el 55% de los profesores sean doctores».

Problema común

Castro define el problema como «común en toda España». Y así lo demuestran algunos de los casos que hace pocos días publicaba el diario El País. Por ejemplo, en el departamento de Cirugía de la Universidad de Cádiz no quedan catedráticos ―tampoco en Materno-infantil y Radiología―, hay cuatro titulares y una veintena de profesores asociados que dan clases prácticas y teóricas. «Los asociados están bajo el paraguas de los titulares, si estos se jubilan, ellos no pueden estar», explica Luis Miguel Torres, uno de los titulares. Como él, los otros tres docentes titulares de la facultad superan los 60 años y ninguno de los jóvenes tiene méritos aún para acreditarse. «Lo primero que mira la Aneca es el número de publicaciones en revistas de alto perfil. ¿Qué le importa al alumno si lo que quiere es una buena clase? Tenían que mirar las opiniones de los estudiantes, la clasificación en el MIR...», considera Torres.

«La solución pasa porque se tengan más en cuenta los méritos asistenciales del médico que aspira a ser profesor permanente»
Antoni Castro. Decano de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV

Otro ejemplo: En la Universidad de las Islas Baleares solo hay dos catedráticos y un titular. Su decano, el psiquiatra Miquel Roca, explica que aún no se ha graduado la primera promoción y que hay médicos con publicaciones a sus espaldas y una gran experiencia práctica a los que faltan horas de docencia para poder acreditarse. «En dos años tendremos a cuatro o cinco, pero son pocos», se lamenta.

Desde la Aneca también reconocen el problema. Según se explica en este mismo artículo de El País, la matemática Mercedes Siles, directora de esta agencia de evaluación, admite que «nos preocupa que se estén quedando sin profesorado. Así que hemos creado una comisión con los decanos y decanas de Medicina. Hay que contar más en los méritos (para la acreditación) lo que estás haciendo en la parte hospitalaria. La componente asistencial se tiene que valorar más».

Por último, Javier Arias, decano de Medicina la Complutense de Madrid (UCM), ve difícil la solución porque considera que prima la subjetividad en la concesión de la acreditación. «Lo que para uno es novedoso, para otro, no. Es como cuando sale en un periódico una técnica nueva operatoria que en realidad lleva tiempo usándose, pero a alguien se le ha ocurrido que se conozca», argumenta. La Complutense es una universidad muy envejecida, pero Javier Arias asegura que ellos tienen lista de espera de médicos que han conseguido la acreditación para dar clase.

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