«La entrada del Braç significó un chute de autoestima para Tarragona»

Entrevista a Salvador Fà Comisionado celebración 700 años de la llegada del Braç de Santa Tecla

26 mayo 2021 17:40 | Actualizado a 27 mayo 2021 05:29
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El 17 de mayo de 1321, las reliquias del Braç de Santa Tecla entraban por primera vez en la Catedral de Tarragona. Fue el principio de un largo recorrido de devoción entre la ciudad y la patrona. Este año se cumplen 700 años de la efeméride y el comisionado de la celebración, Salvador Fà, explica algunos detalles sobre esta aventura.

Para quien no le conozca, Salvador Fà Vallverdú es uno de esos tarraconenses de toda la vida. Informático de profesión y actualmente empleado de Ematsa. Siempre ha estado vinculado a la cultura popular y, concretamente, a L’Esbart Dansaire, del cual su padre fue fundador. Actualmente, en las Festes de Santa Tecla se le puede ver participando en el Ball dels Set Pecats Capitals. Fà lleva colaborando activamente en la fiesta desde el año 1984, cuando se incorporó parte importante del Seguici Popular. Participó en la recuperación de algunos balls y forma parte de la Comissió Assessora del Seguici desde su inicio. El Ayuntamiento –en época socialista– decidió que fuera él el escogido para enfocar la celebración de los 700 años de la llegada del Braç.

¿Cuándo llega la reliquia a la ciudad?

Hay un poco de discusión en este tema. Damos por buena la fecha del 17 de mayo de 1321. Fue el rey Jaume II quien pidió las reliquias al rey de Armenia, con quien mantenía buena relación. Era una época de reconstrucción de la ciudad y de consolidación de la iglesia. La idea era que la reliquia acabará complementando una Catedral a punto de consagrarse.

¿Y por qué el brazo de Santa Tecla?

En Tarragona ya había culto a esta santa, como mínimo, desde 1091, según figura en una bula del Papa.

¿Cómo fue el proceso hasta hacerse con la reliquia?

Los enviados del rey salieron en busca de la reliquia en septiembre de 1319. Después de algunas peripecias llegaron a Armenia en Cuaresma de 1320. Un mes de turismo y se llevaron el brazo. Todo menos el dedo gordo, que se lo quedó de recuerdo el rey de Armenia. En otoño de 1320, el tesoro llegaba a Barcelona, para después reposar durante un tiempo en el castillo de Constantí. El rey Jaume II les dijo que se esperaran hasta que tuviera un hueco en la agenda. Y les avisó: será un acto sonado.

¿Y fue así?

Fue una de las entradas más importantes y reconocidas de aquella época. La reliquia entró por lo que ahora es la Rambla Vella –continuación de la Via Augusta–, pasó por el Portalet, cruzó la Plaça de la Font y llegó hasta el Portal del Roser. Atravesó la Plaça Pallol –en esa época, Pla de Sant Feliu–, calle Cavallers, calle Major, Merceria, Pare Iglesias y hasta la Catedral. Hay dudas sobre si entró por la puerta principal o por el claustro.

¿Y quién lo acompañaba?

Los primeros del desfile eran los gremios de pescadores y hortelanos. Es la primera vez que están documentados. Iban con sus músicos y sus abanderados. También había gente a caballo y representantes del clero, más de 7.300 religiosos. Además, consta que les seguían 4.000 personas con cirios. Bajo palio y custodiando el Braç de Santa Tecla iban el rey Jaume II, el arzobispo –Ximeno de Luna– y el hijo primogénito del rey. Detrás, según los documentos, un número indeterminado de gente. Calculo que en total cerca de 14.000 personas.

¿Qué significó para la ciudad un día como ese?

Durante los años siguientes se celebraban dos fiestas. El día de la llegada y el de la patrona –23 de septiembre–. Pero los actos populares en la calle se empezaron a celebrar cuando se determinó la octava de Santa Tecla, en el año 1359. Hasta entonces solo eran celebraciones religiosas. En 1370, cuando tuvieron lugar las ordenaciones del obispo, es cuando se consolida la estructura festiva actual. Más o menos lo que hacemos hoy en día. Ese día, el 17 de mayo de 1321, significó un chute importante de autoestima para la ciudad, teniendo en cuenta la importancia del acto.

¿Cómo era Tarragona durante esa época?

Vivían unas 4.000 personas, que ocupaban la actual Part Alta. Algunos pocos llegaban hasta la Plaça de la Font y otros residían en el pequeño barrio de la Marina, en lo que hoy en día es el Barri del Port. La pesca y el campo tenían un peso muy importante, además de muchos tarraconenses vinculados a la iglesia.

Volviendo a la actualidad. ¿Cuál es el objetivo de la celebración?

Siempre hemos tenido claro que la intención era conseguir la máxima participación de la ciudad. Que la gente viva esta efeméride intensamente. Por lo tanto, queríamos aprovechar el talento local y darle una visión contemporánea a los actos. Las Festes de Santa Tecla ya cuentan con una vertiente tradicional muy marcada, no tenía sentido ampliar esta parte ritual. Mejor dar un punto de vista adaptado al siglo XXI.

Los actos se alargarán un año.

La pandemia ha modificado el calendario. Teníamos pensado empezar en 2020 con actividades divulgativas, para explosionar en la Santa Tecla de 2021. Hemos preferido ser prudentes y trasladar los grandes espectáculos durante las fiestas del año que viene.

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