La misteriosa cruz en Joan XXIII: ¿una señal para evitar el incesto?

Víctimas e investigadores creen que la cruz potenzada de algunos expedientes servía para marcar a las madres de bebés robados
 

25 septiembre 2018 10:09 | Actualizado a 04 octubre 2018 12:19
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Hay un elemento común en la documentación que tienen algunas de las madres que buscan a sus hijos: la cruz potenzada, presente en el Hospital Joan XXIII, en la Clínica San Ramón y Santa Cristina de Madrid o en la de San Cosme y San Damián de Barcelona. Las familias sospechan que puede ser una marca utilizada para indicar que el bebé estaba oficialmente muerto, pero sin estarlo. Es el caso de Lucía, que dio a luz en Joan XXIII en 1976. «Me puse de parto y al llegar al hospital me atendió una comadrona que, después de visitarme, llegó a la conclusión de que el bebé estaba muerto. Me durmieron y a mi marido no le enseñaron el bebé. Salimos del hospital sin nada, sin niño y sin papeles,  destrozados».

Otro indicativo en su documentación, «el bebé pasa a lactancia artificial», es sospechoso, si en verdad el bebé nació muerto. En cualquier caso, la doctora y antropóloga tarraconense Neus Roig arroja una teoría sobre la cruz: «La Iglesia no podía permitir que se encontraran dos hermanos con apellidos distintos, y quizá de poblaciones distintas, y quisieran casarse. Como todas las bodas eran eclesiásticas hasta que se restableció la civil, con amonestaciones y petición de una parroquia a otra de la autorización, ahí debía de haber marcas, en especial en la partida de bautismo que identificase que ese bebé no había sido parido por la madre que constaba como suya y podía incurrir en incesto si no se tenía el control pertinente».

Hay otro elemento compartido en algunos casos de supuestos bebés robados: la carta tipo repetida que hacían firmar a las madres y que empezaba así: «Llevo algo dentro de mis entrañas que no lo puedo querer. Porque, hijo mío, yo no te puedo guardar. No ya por mis padres, ni por dinero sino porque no te quiero. Oh! Pero no llores, mi niño pequeño». Esta carta, titulada ‘No llores que vas a ser feliz’, sirve para bautizar precisamente el libro recién publicado de Neus Roig. Se trata de una misiva supuestamente de la madre que lo abandonó, para un niño adoptado, que le entregaron las monjas de la Maternidad de Peñagrande (Madrid). Esta carta la encontró un hombre adoptado que buceaba en su pasado. «Me gustaría que, si algún día te enteras de que tu madre no te quiso, me puedas perdonar», sigue la carta. Se la hizo llegar a Roig, que recibió más, de distintas firmas y procedencias. «Cuatro cartas como esta llegaron a mis manos en menos de un mes. ¿Es posible que cuatro madres pensaran y escribieran exactamente lo mismo?», se pregunta ella. 

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