Los trabajos previstos en la cubierta de la iglesia de Constantí empezarán antes de acabar el año

La iglesia lleva ya más de un año y medio con un agujero en el techo, soportando episodios de lluvias y presencia de palomas. Una especie de lona se encarga de recoger el agua

02 noviembre 2019 08:50 | Actualizado a 02 noviembre 2019 10:40
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El pasado 16 de abril de 2018, la iglesia de Sant Feliu de Constantí vivió uno de sus días más oscuros. Una parte del tejado del templo y la cubierta se derrumbaron. No hubo daños personales, aunque sí materiales. Desde entonces, la iglesia cuenta con un agujero en el techo, y el Arzobispado asegura que los elementos que hay en el interior se encuentran en buen estado. Enric Casanovas, arquitecto del ente religioso, explica que «es cuestión de días o de semanas» que empiecen los trabajos en la cubierta. Actualmente, una gran sábana de color azul recoge el agua que cae en episodios de lluvia.

¿Las grietas en la iglesia fueron las culpables del derrumbe? ¿O el tejado se encontraba en mal estado ya? En esto también hay disparidad de opiniones. Según el arquitecto del Arzobispado, Enric Casanovas, «la cubierta de la iglesia tenía anomalías, pero hubo una serie de detonantes para que se derrumbara, como por ejemplo el desplazamiento de las paredes a causa de las grietas». A pesar de que las cerchas de madera que sustentaban el techo estaban deterioradas y algunas tenían gorgojos, «las fisuras de hasta 7 centímetros aceleraron la caída», concluye Enric Casanovas.

Por su parte, el alcalde de Constantí, Óscar Sánchez, asegura que las causas del derrumbe fueron «la falta de mantenimiento y la pudrición de las vigas de madera que sustentaban la cubierta».

Según el Arzobispado, se están ultimando temas presupuestarios para poder dar luz verde a la adjudicación del proyecto de reforma. Está previsto que antes de acabar el año empiecen las obras. El tiempo de ejecución será de dos meses, según Enric Casanovas.

Actualmente, hay una lona enorme de plástico de color azul que recoge el agua. Fuentes del Arzobispado aseguran que los elementos arquitectónicos y escultóricos que se encuentran en el interior están en perfecto estado. «Puede ser que alguna paloma haya podido entrar, pero nada importante», explica Casanovas.

¿Y las obras de Jujol?

Vecinos y Ayuntamiento no lo ven igual. «Hace más de un año que no se cuida el patrimonio que hay dentro, especialmente el legado de valor histórico, artístico y arquitectónico, obras de Josep M. Jujol», explican desde el Ayuntamiento, y añaden que «la parroquia ha recibido diferentes ofertas para guardar en mejores condiciones los elementos».

Se trata de bancos, de la pila bautismal, de rejas forjadas, entre otras cosas. Todo ello forma parte del legado de Josep M. Jujol. «Está todo lleno de polvo, en unas condiciones deplorables», explica Antonio, un vecino del municipio, quien añade que «preferiría guardarlo en mi casa. Estaría mejor cuidado seguro».

Por su parte, desde el Arzobispado se defienden asegurando que «los bancos son de madera maciza. Quizás tienen un poco de polvo, pero con un trapo se quita y listos. No corren ningún riesgo de deterioro», explica Casanovas.

Aún con la cubierta renovada, el templo continuará cerrado al público hasta que no se solucione el tema de las fisuras en la fachada. Constantí no tendrá iglesia, al menos, durante los próximos dos años.

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