Vecinas de La Bisbal llaman a diario a los abuelos que viven solos

Una decena de voluntarias se encargan de contactar cada día y ya se han creado amistades

19 mayo 2017 17:31 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:40
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Un simple «buenos días, ¿cómo se encuentra hoy?» da tranquilidad a la señora Antonia. La mujer siente así que no está sola en una de las ocho urbanizaciones de La Bisbal del Penedès que quedan alejadas del núcleo urbano. Que alguien está pendiente de ella. La casa ha quedado muy grande después de quedarse sola. Por eso el «buenos días» da, además de tranquilidad, algo de calor.

El Ayuntamiento ha activado el servicio Bon dia, mediante el que un grupo de voluntarias llaman por teléfono todas las mañanas a las personas mayores que viven solas y que han pedido recibir esa atención. Son personas que viven principalmente en urbanizaciones sin transporte urbano por lo que algunas de ellas están meses sin bajar al pueblo.

La iniciativa surgió cuando el actual equipo de gobierno realizaba las visitas durante la campaña electoral. «Vimos que había muchas personas en las urbanizaciones que vivían solas y que eran de edad avanzada. Nos pedían si podíamos poner un servicio de transporte que las acercase al pueblo, pero no tenemos capacidad para eso».

El gobierno pensó que sí se podía estar en contacto con ellas diariamente. La iniciativa fue observada en el Ayuntamiento de Altafulla que ya ha ce años que la puso en marcha con éxito. Ahora una decena de voluntarias llaman diariamente a 32 personas, principalmente mujeres mayores de 65 años y alguna tiene 96. Lo que comenzaron siendo unas llamadas para preguntar cómo había pasado la noche y cómo se encontraba, «ahora ya son conversaciones de hasta 10 minutos. Incluso nos explican la comida que están preparando».

Ente los usuarios del servicio y las voluntarias ya se ha establecido una gran cordialidad. «Hace unos días una mujer llevó hasta la dependencia municipal donde se realizan las llamadas unas almendras tostadas», explica la concejal Judith Vidal, que señala que antes de acabar el año habrá un encuentro entre voluntarias y usuarias.

El problema de La Bisbal es que muchos vecinos que se instalaron para jubilarse en las casas que eran de verano se han hecho mayores. Algunos se han quedado solos y ya no conducen. Son núcleos alejados del centro urbano y en los que viven pocas personas durante todo el año. El Ayuntamiento señala que esa situación genera intranquilidad y miedos, por lo que «los abuelos esperan cada mañana la llamada con gran ilusión y no salen de casa hasta que la reciben».

Las voluntarias tienen un segundo teléfono al que avisar, que es de algún familiar directo, en el caso de que el usuario del servicio, que es gratuito, no responda a varias llamadas.

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