Vecinos de Ponent: 'Los coches van a toda pastilla y no estamos seguros ni en la acera'

Sus viviendas están más cerca de la T-11 denuncian que los coches salen de la autovía y enfilan las calles a toda velocidad, creando mucho peligro

19 mayo 2017 15:40 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:40
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Los vecinos de algunas calles de los barrios de Ponent viven con el susto en el cuerpo. Prácticamente cada día son testigos de un incidente de tráfico provocado por conductores que salen demasiado rápido de la autovía T-11 que une Tarragona con Reus, y que no se dan cuenta de que entran en calles urbanas a menudo llenas de gente.

Eva Cazorla, una vecina de Ponent, ha acudido al Diari para poner voz a esta situación, con la esperanza de que su denuncia encuentre un altavoz para que alguien le ponga remedio. Cree que es «mucho más efectivo que llamar al Ayuntamiento o hacer una recogida de firmas», asegura, «aunque si se ha de hacer, se hace».

Eva denuncia que hay conductores temerarios en la zona donde vive «que un día provocarán una desgracia», asegura, y añade que ya han atropellado a mascotas y que hay un paso de cebra «por el que ya nadie se atreve a cruzar».

Lo que más teme Cazorla es que haya pérdida de vidas humanas. Ella, vecina de la calle del Pebre número 5, presenció cómo el pasado sábado un Opel Astra negro, con un conductor joven en su interior, impactaba contra su edificio. El coche se destrozó, aunque afortunadamente el joven salió ileso.

El accidente tuvo lugar a las dos de la tarde, aunque a las ocho de la noche «aún estaban allí los restos de la matrícula y los cristales», afirma.

El problema de su vecindario es que viven en la intersección con la autovía de Reus, lugar donde los coches «van como locos, a toda pastilla», dice Cazorla. Asegura que los vehículos «entran como animales» y que como en la zona hay una especie de rambla por donde pasean muchas madres y niños con sus bicicletas, Cazorla teme «que un día lamentaremos una tragedia».

Por ello ha decidido denunciarlo públicamente, para que se halle una solución y se instale una zona de frenado que obligue a los vehículos a disminuir su velocidad.

Cazorla desgraciadamente ya ha vivido la pena que causa un accidente de tráfico, y no quiere «volverlo a vivir». Sobre todo porque tiene dos hijas, una de tres años y otra, de 8. «Un niño no tiene tiempo a salir corriendo», asegura angustiada.

Por eso no son los desperfectos materiales que han quedado en la fachada de su edificio lo que la preocupa.

La vecina afirma que «no estamos seguros ni en la acera», ya que el coche que impactó se subió al bordillo, y no es la primera vez que pasa. Dice que lo han denunciado en otras ocasiones, aunque sus quejas nunca han conseguido una solución. Al día siguiente del accidente se personó la Guardia Civil para hablar con el presidente de su comunidad sobre lo ocurrido. Ahora, sólo queda esperar.

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