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    ¿Comprar o alquilar? ¿Qué sale más a cuenta en Tarragona?

    Los ingresos familiares necesarios para ser inquilino en la capital son un 32% superiores que si se adquiere en propiedad, entrada aparte

    22 noviembre 2023 07:00 | Actualizado a 22 noviembre 2023 09:00
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    «Hay una bolsa muy grande de gente con recursos limitados, que necesita un piso, hace cálculos y prefiere comprar antes que alquilar. Por eso casas por debajo de 100.000 euros se venden muy rápido, hay mucho mercado y compradores. O no se pueden permitir ir de alquiler o es que directamente no encuentran, pero sí de compra», relata Joan Boronat, de la inmobiliaria Finques Boronat.

    Y es que alquilar ya sale menos a cuenta que comprar en Tarragona, a juzgar por un estudio reciente del portal inmobiliario Idealista. En concreto, un 32%. El informe calcula que los ingresos netos familiares al año para alquilar en Tarragona ciudad se sitúan en 26.850 euros mientras que para la compra son 20.379. Son 6.471 euros más. Es el cálculo de la renta neta familiar necesaria para comprar o alquilar una vivienda de dos habitaciones, sin destinar más del 30% de la misma.

    Tensiones en el mercado

    El acceso a una vivienda es complicado y está sometido a tensiones de los mercados. El aumento de los alquileres en los últimos años, por ejemplo, hace que algunas personas se replanteen las opciones en el dilema clásico de ser propietario o inquilino.

    «Pisos de 100.000 euros o menos se venden muy rápido porque hay un perfil que prefiere comprar», sostiene Joan Boronat, responsable de Finques Boronat

    Hay, sin embargo, algunos condicionantes. «Uno de los aspectos es el económico, que ha ido variando, pero otro es el social, que nos hace creer que alquilar es tirar el dinero y que la compra es un beneficio a largo plazo. Ese pensamiento persiste», indica Boronat.

    Este agente inmobiliario reconoce que «si no necesitas hipoteca es indiscutible que es mejor comprar que alquilar», aunque después entran en juego otros factores: «Hay que tener en cuenta que las hipotecas están muy caras y que dependes mucho de los ahorros que tengas. También influye en el alquiler si te desglosan el IBI o la basura. Todas esas cosas afectan».

    En igualdad de condiciones, el ciudadano prefiere la compra. Boronat confiesa que «el problema de entrada es la escasez de producto para el alquiler». La entrada de dinero también es clave, de forma que «en general quien alquila es porque no puede acceder a la compra, aunque también hay mucha movilidad laboral, de jóvenes que hoy trabajan en un sitio y mañana no saben dónde estarán y por eso prefieren el alquiler».

    Hay perfiles que, ante el escaso stock de alquiler y los precios, optan por comprar pisos asequibles

    Héctor Simón, director de la Cátedra Unesco d’Habitatge de la URV, apunta que «a la larga la apuesta es por la compra, pues el alquiler plantea problemáticas: no da suficiente seguridad jurídica y es una tenencia antieconómica, porque no se acaba de pagar nunca y no haces patrimonio. También tiene peores indicadores de asequibilidad o de conservación».

    «Vas al alquiler obligado»

    Para Simón, «quien tiene el 20% que no financia el banco y logra acceder al crédito, luego tiene una mejor situación. El problema es que muchas veces no es una opción. Vas al alquiler obligado».

    Idealista indica que «el encarecimiento de los alquileres, provocado por la cada vez menor oferta de viviendas, ha hecho que los ingresos necesarios para alquilar una vivienda de dos dormitorios y no superar el umbral del 30% de ingresos recomendado se sitúe en los 31.550 euros netos anuales».

    «Quien tiene el 20% y accede a la financiación para comprar, luego afronta una mejor situación», admite Héctor Simón, director de la Càtedra UNESCO d’Habitatge de la URV

    Se trata, en este caso, de una cifra en España un 46% más alta que la necesaria para abonar la cuota hipotecaria en el caso de adquirir la misma vivienda. Según Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, «este informe vuelve a poner de manifiesto el perverso efecto de la Ley de Vivienda en el mercado inmobiliario que, al reducir la oferta del alquiler, ha dificultado el acceso a la vivienda no solo en alquiler sino también en venta».

    Mayor esfuerzo a los inquilinos

    Los datos del estudio de Idealista «muestran que los ingresos para comprar una vivienda siguiendo las recomendaciones financieras (no destinar más del 30%) son mucho más bajos que para alquilar el mismo inmueble, pero es imprescindible aportar una cantidad elevada de ahorros».

    El experto de esta plataforma inmobiliaria indica que «la alta demanda genera tensiones en los precios, que siguen subiendo y exigiendo cada vez un mayor esfuerzo a los inquilinos y limitando cada vez más su capacidad de ahorro, lo que hace que sean cada vez más las familias que se ven ‘condenadas’ a vivir de alquiler».

    Según Iñareta, «la mejor manera de romper este círculo vicioso pasa por un cambio en las políticas de alquiler que logre aumentar la oferta de viviendas en alquiler, relajando la tensión sobre las mismas y logrando una tendencia bajista en los precios que incremente la capacidad de ahorro de las familias para hacer frente a la entrada en un futuro».

    «Cada vez son más las familias que se ven ‘condenadas’ a vivir de alquiler», señala Fernando Iñareta, portavoz del portal Idealista

    Otro estudio, en este caso del portal Pisos.com, apunta en esa misma línea, en los efectos de esa Ley de Vivienda que impone el control en las rentas, limitando las subidas al 2% en 2023, al 3% en 2024 y a un índice aún por publicar en 2025. A pesar de ello, el precio del alquiler crecerá un 7% este año. Así lo apunta Ferran Font, el director de estudios de Pisos.com: «El intervencionismo ha provocado la huida de la oferta. Los propietarios no están dispuestos a ser los garantes de un derecho que corresponde a las administraciones públicas».

    Además de la fuga de producto particular, la regulación desincentiva la entrada de inversores. «Ambos motores del alquiler, tanto el pequeño propietario como el gran tenedor, recurren a segmentos de arrendamiento (turístico, pisos compartidos, ‘flex living’...) donde sus cálculos de rentabilidad no estén sometidos a medidas que solo buscan votos, no soluciones», zanja Font.

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