Martes Santo es sinónimo de procesión de los Natzarens en TGN

El Cirineu, Jesús Natzarè y Jesús és despullat de les seves vestidures son los tres pasos de la congregación que este martes, acompañados de los Armats de la Sang, recorrieron las calles de la Part Alta

12 abril 2022 20:00 | Actualizado a 12 abril 2022 20:53
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Ni la amenaza de lluvia ni las consecuencias de la Covid consiguieron detener el récord de participación que se registró este martes en la procesión de los Natzarens. Un escamot de los Armats de La Sang abría la comitiva, que dejaba paso a los tres misterios de la congregación: El Cirineu, Jesús Natzarè y Jesús és despullat de les seves vestidures, acompañados de las bandas y del coro.

Volver a filas después de dos años fue especial para la mayoría de congregantes. Pero hacerlo después de 14 todavía más. Es el caso de Maria Pons, una cofrade que sacó del armario la vesta negra y la cucurulla dorada, tras haber pasado unos años acompañando otro paso. «Cuando hice la comunión decidí salir a la procesión. Unos vecinos eran de los Natzarens y me apunté con ellos. Seguí la tradición hasta los 26, cuando me fui a otro paso para poder tocar el tambor», explica Pons, quien añade que «ya no aguantaba el ritmo de ensayos y he decidido volver a las filas de los Natzarens». Para Pons, la sensación era un tanto extraña. «Esto de ir con otra vesta y sin tambor es raro», decía.

El primer paso en desfilar fue El Cirineu, la imagen de la caída de Jesús, mientras Cirineu le ayuda a levantarse. Aleix Vilanova, de 13 años, acompañaba el misterio con su corneta. Es miembro de la banda infantil. «Durante toda la procesión pienso en intentar tocar el instrumento lo mejor posible. El truco es soplar muy fuerte», descubría Vilanova, que ya hace seis años que participa en el acto. Por norma general, El Cirineu es el paso de los aspirantes.

La procesión seguía con Jesús Natzarè, paso conocido popularmente como la Verònica, porque la imagen la representa a ella secándole las lágrimas a Jesús. El capataz del paso es Jordi Figueras quien, orgulloso, aseguraba que «somos los mismos que en 2019, no ha habido ninguna baja». Figueras hace 22 años que forma parte de la entidad, y,  minutos antes de empezar la procesión, recomendaba a unos turistas no perderse por nada del mundo el tramo de la Baixada de la Pescateria, donde sonó una saeta que puso los pelos de punta a los presentes. Momento emotivo donde los haya. Jesús Natzarè es el único de los misterios de la entidad que es llevado a hombros. El resto van a ruedas.

El tercer paso que salió fue el de Jesús es despullat de les seves vestidures, donde se ve Jesús recorriendo el camino del calvario. Este misterio demuestra lo que ya se va viendo a menudo en las procesiones: el auge de mujeres llevando los pasos. En este caso, la protagonista fue Blanca Serres. Pese a que lleva casi toda la vida en la entidad, este ha sido su primer año como portant. «Comencé de bien pequeña en el coro. Tanto mi familia como yo hemos estado siempre implicados con la congregación. Este año, a raíz de la Covid, costaba encontrar personas que llevarán a ruedas el paso. Así que me atreví», explicaba Serres. Otro año más, en Tarragona, Martes Santo es sinónimo de Natzarens.

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