Restauran el techo de la Catedral de Tarragona que fue reparado hace 20 años

Las cubiertas de la capilla del Corpus Christi y de la sacristía mayor han sufrido filtraciones a raíz de las rehabilitaciones hechas en el año 2000 y 2002

01 diciembre 2021 16:40 | Actualizado a 02 diciembre 2021 06:15
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Las obras de rehabilitación de la capilla del Corpus Christi y de la sacristía mayor de la Catedral de Tarragona ya están en marcha. Se trata de una actuación que pretende poner fin a una serie de patologías estructurales, entre las cuales destacan las filtraciones de agua que afectan a la capilla, que alberga una de las salas del Museu Diocesà con la pinacoteca gótica más importante del sur de Catalunya.

Lo curioso de todo ello es que estas deficiencias en las cubiertas de ambos espacios, que se encuentran uno al lado de otro, se han producido a raíz de las rehabilitaciones que se hicieron en los dos techos en los años 2000 –la sacristía– y 2002 –la capilla– . Unas reformas que además cambiaron por completo la fisionomía exterior de ambas cubiertas, algo que el Arzobispado también quiere recuperar con la intervención que empezó ayer y que esta previsto que dure cuatro meses, tiempo durante el que las instalaciones del Cabildo de la Catedral y del Museu Diocesà estarán cerradas al público. El coste total de las obras será de 205.000 euros.

Mn. Antoni Martínez, responsable del Patrimoni de la Catedral, fue el encargado de explicar este miércoles la situación de ambas cubiertas y de relatar la historia de éstas desde que fueron rehabilitadas a principios de siglo. Martínez recordó que las intervenciones de hace 20 años tuvieron lugar en el marco del Plan Director de Restauración del Conjunto de la Catedral de Tarragona, dentro del Plan Nacional de Catedrales, que costaron 500.000 euros y que fueron realizadas por la empresa Furgencio Villar. Con todo, el responsable de Patrimonio de la Catedral lamentó que con dichas obras «desapareció el sistema de sustentación de las respectivas cubiertas».

En esta línea, comentó que fue en 2016 cuando se dieron cuenta que las piezas de piedra natural con las que se habían reformado los techos y que sustituyeron las tejas árabes originarias, que llevaban siglos resistiendo, se habían desprendido de la superficie, cayendo del tejado y provocando filtraciones de agua en episodios de lluvia en la capilla del Corpus Christi y patologías similares en la sacristía mayor. «Las piezas de piedra naturales colocadas sin juntas entre ellas han sufrido dilataciones a causa de los cambios de temperatura y han provocado una deformación de estas», señaló Martínez, que añadió que «su desprendimiento ha provocado otros daños, como en los sistemas de desguace». De hecho, las cubiertas ejecutadas en las rehabilitaciones de principios de siglo suponen un gran aumento de peso sobre ambos espacios, especialmente en la cabecera gótica de la capilla, en la que se han detectado patologías en el muro, como una fisura vertical.

En vistas de esta problemática, el Cabildo de la Catedral encargó un proyecto de intervención al arquitecto Antoni Maltes para que propusiera una solución con el fin de evitar el progresivo deterioro de ambas cubiertas. Se determinó que las losas de hormigón y otros materiales añadidos a los techos originales supusieron cargas adicionales de más de 500 kg por m2 en el caso de la capilla del Corpus Christi.

Con el proyecto de rehabilitación propuesto por Maltes se quiere aligerar el peso. De hecho, con las intervenciones iniciadas ayer se retirará todo el material que se pueda y que no ha dado resultado, según el estudio del arquitecto, del que se puso en su momento y se recuperará la fisionomía exterior con la teja árabe, que Martínez señalaba que «era la que coordinaba estética y formalmente los tejados de la Catedral». En definitiva, se retirará todo menos los bloques de hormigón, que si se tocaran podrían provocar el derrumbe de las cubiertas.

Por su parte, el Mn. Antoni Pérez de Mendiguren, decano-presidente de la Catedral, celebró que «estamos muy contentos porque nuestra Catedral mejorará con esta obra» y señaló que «estoy seguro que las intervenciones del año 2000 y 2002 se hicieron con buena fe, con la supervisión de todos los técnicos. Se pensó que esas actuaciones mejorarían las cubiertas y no ha dado resultado, pero no tenemos intención de tomar medidas legales porque se hizo todo tal cual estaba medido y el proyecto fue aprobado en las comisiones correspondientes». Las filtraciones afectaron piezas del Museu Diocesà que se encontraban en el centro de la capilla, que se cubrieron con plásticos para evitar daños.

El Museu aprovechará las obras

Por su parte, el Dr. Andreu Muñoz Melgar, director del Museu Diocesà, explicó que aprovecharán las obras para cerrar el museo entero y llevar a cabo unos trabajos de renovación museográfica en todas sus salas y de mejora del sistema de seguridad con nuevas cámaras de videovigilancia. Está previsto que se reabra parcialmente al público a finales de febrero y en su totalidad antes de Semana Santa.

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