Conocer el pasado ayuda a comprender el presente. Así lo expone el Festival Tarraco Viva desde su inicio, que se centra en el ámbito educativo. Durante todo el día de ayer, más de 700 alumnos de bachillerato y de segundo ciclo de la ESO de una veintena de centros educativos de Catalunya pasaron un día en Tarragona en el marco de la actividad Un dia a Tàrraco.
Se dividieron en dos grupos y, en principio, iban a desarrollar la actividad en el anfiteatro y en las murallas, aunque, finalmente, a causa de las matutinas lluvias, hubo un pequeño cambio y el acto se llevó a cabo en el Teatre Auditori del Camp de Mart y en el Circ Romà, donde una serie de personajes históricos plantearon sendos enigmas –un robo y un asesinato respectivamente– que los alumnos tuvieron que resolver tras escuchar a cada uno de los personajes.
En el Teatre Auditori, conocieron a cuatro tipos, representados por integrantes del Projecte Phoenix, un grupo de reconstrucción histórica de la ciudad: una comerciante de lino, tres legionarios, un funcionario imperial y un peregrino.
En el Circ, se encontraron tres categorías diferentes de gladiadores (un provocator, un retiario y un hoplomaco), encarnados por el grupo cántabro Jano Recontrucción Histórica, y a un editor, que era quien organizaba los combates en la antigua Roma y que fue interpretado por Ricardo Cagigal.
El autor hizo énfasis en la figura del gladiador como oficio cuyo objetivo final era ofrecer espectáculo y entretener al pueblo sin tener que morir necesariamente, al contrario que lo que muestran algunos largometrajes hollywoodienses.
La inclusión de los enigmas que los alumnos debían resolver con las pistas que se les dieron fue una de las novedades del acto, que celebró su tercera edición con la voluntad de hacer participar a los jóvenes con más intensidad.
Una tarde de juegos
Es seguro que si se volvieran a implantar los juegos en el anfiteatro triunfarían. Los estudiantes lo demostraron ayer, animaron, vociferaron y hasta pidieron una muerte. «En vuestra conciencia queda», les dijo el lanista, el mercader de los hombres, al que ya conocían de la primera actividad de la mañana.
Los alumnos aprendieron, entre otras cosas, de qué forma se llegó al modelo de gladiadores que conocemos y cómo un antiguo romano podía verse luchando en la arena: por ser esclavo, por ser un delincuente o con un contrato. ¿Morían? Por supuesto, pero pocos.
No era cuestión de matar a la gallina de los huevos de oro, es decir, a un gladiador famoso y querido del tipo del hispano de Gladiator. Eran espectáculos pactados, los luchadores cobraban por ello y el público se olvidaba por unas horas de sus problemas domésticos. ¿Alguna diferencia con la actualidad? Pan y circo.
Esa diferencia quedó demostrada con la muestra histórica Un dia al Portus, ofrecida por Genovesa Narratives Teatrals y que permitió a los jóvenes conocer los oficios marítimos de la antigüedad: los saccarii –salvando las distancias, los estibadores de hoy– o los urinator –especialistas en misiones de infiltración, envío de comunicaciones y sabotaje en puertos–. Muchos de ellos se cortaban los tímpanos para que la presión del agua no se los fulminara.
Un dia a Tàrraco es una actividad organizada de forma conjunta entre el Festival y la Associació de Professors de Llengües Clàssiques de Catalunya (APLEC). Además, colaboraron una treintena de alumnos del CFGS d’Animació Sociocultural i Turística del Institut Vidal i Barraquer, que fueron asesorados por Auriga Serveis Culturals.