Verano en la Costa Brava, ¿de verdad necesitas razones?

10 julio 2017 09:04 | Actualizado a 10 julio 2017 09:07
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Al escribir versos como “A tus atardeceres rojos / se acostumbraron mis ojos / como el recodo al camino”, a buen seguro estaba Joan Manual Serrat inspirándose en alguno de los mágicos puntos de la Costa Brava, siendo él barcelonés. Desde Blanes a Portbou, en la frontera francesa, recoge toda la esencia mediterránea.

La agencia online eDreams ha elaborado un ranking de los destinos más solicitados por los españoles este verano, teniendo en cuenta los vuelos adquiridos de enero a abril de este año para los meses de verano, de junio a septiembre. El top 3 estaba liderado por ciudades mediterráneas, como son Palma de Mallorca, Mahón e Ibiza. Barcelona, por su parte, ocupaba el puesto 9.

Siguiendo con el hilo musical, también ha quedado para los anales aquella letra de Peret, “Gitana hechicera” que tan bien repasaba los atractivos de la Ciudad Condal. Que se pueda pasar del mar al monte, del sosiego a los paseos que repasan su lado histórico y monumental, la hacen ubicarse entre  las últimas tendencias de viaje para 2017.

Pero, como no es solo la capital, un viaje a Costa Brava debe repasar, cómo no, las mejores playas de la Costa Brava.

Ruta por la Costa Brava

El verano pide sol y mar, luego una ruta por las playas asegura que las pilas terminen bien cargadas al final de las vacaciones. Pero la Costa Brava se presta también a citas culturales, como festivales de música, a adentrarse entre sus carreteras para maravillarse con verdes paisajes y a, cómo no, disfrutar de una excelente gastronomía.

1. Senderismo en sus parajes naturales

Como cita la web es.costabrava.org, la naturaleza tiene un protagonismo destacado en este territorio. Así pues, el Parque Natural de Cap de Creus, un espacio de gran belleza entre tierra y mar, tiene “una configuración geológica singular, con estructuras y afloramientos que forman un conjunto único en el mundo”, según Parcs Naturals. El viento de tramontana ha moldeado a su antojo su aspecto, contribuyendo a que aparezcan formas caprichosas.

También merece una visita el Parque Natural Aiguamolls de l’Empordà, del que el autor del vídeo “Despiértate con nosotros”, Eduard Marquès, dice “aquí encontrarás la luz, el color, la armonía, el equilibrio, la proporción y la serenidad, fruto de la evolución de miles de años”.

El Parque Natural de El Montgrí o las Illes Medes también son paraísos naturales de la Costa Brava.

2. Encuentro con la historia en sus villas medievales

Uno de los municipios más señeros de la Costa Brava es Tossa del Mar, que cuenta con vestigios prehistóricos, romanos y medievales conviviendo armoniosamente con su lado más moderno. Un legado digno de admirar, y que se suma a playas y paseos por la naturaleza.

Pals, por su parte, posee en su antiguo núcleo la Torre de les Hores, una construcción románica circular. Los detalles arquitectónicos sorprenden al visitante aquí y allá, en otras construcciones como la iglesia de Sant Pere. Las vistas del mirador del Pedró, desde donde se ven las islas Medes, el Montgrí, el Canigó y la Albera es otro de los imprescindibles.

También en Baix Empordà, a pocos kilómetros, se sitúa Peratallada, un núcleo fortificado en el que pasear de modo distendido, con tiempo suficiente para admirar, por ejemplo, la presencia del gótico.

3. Paraísos escondidos junto al mar

Cualquier playa o cala de la Costa Brava, de las que aparecen y desaparecen a medida que se recorren, bien merecen detener la marcha, romper con el plan establecido para pasar unas horas más sobre su arena.

La misma Cala Pola en Tossa del Mar, si el visitante se decanta finalmente por esta villa, es una verdadera joya. Tiene pocos metros de ancho, pero sus aguas llaman al baño, sobre todo cuando el sol aprieta.

Cadaqués también tiene un encanto innegable. El municipio ocupa parte del mencionado Cap de Creus, cuya costa llena de acantilados encierras calas escondidas como la Portaló. En ella se suele practicar nudismo, como sucede en otras de la zona.

4. Gastronomía reconocida en todo el mundo

La zona es rica en sabores de toda la vida, en recetas que han pasado de generación en generación y que hoy se siguen degustando tal cual o con revisiones que han conseguido ganar en matices, mejorando la experiencia del visitante. En Girona, por ejemplo, se encuentra el Celler de Can Roca, el tercer mejor restaurante del mundo.

Productos del mar como los erizos, la langosta, los bogavantes o los mejillones de roca; y de tierra, como verduras, arroces y legumbres, dan lugar a maravillas como los suquets o la cazuela catalana, sin dejar de mencionar postres genuinos como los crespells ni, por supuesto, el vino.

Artistas de renombre como Josep Pla o Salvador Dalí, también dejaron parte de su legado en la zona, y se hicieron aficionados a unos manjares que bien pudieron inspirar la creación de sus obras de arte.

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