El análisis
El Nàstic pasa de la alarma a la ilusión con dos victorias de peso
Cinco goles a favor y cero en contra ante Eldense e Ibiza impulsan a un Nàstic que gana en confianza y autoestima

Marcos Baselga celebra su golazo ante el Eldense.
Cuando el Nàstic cayó en la cuarta jornada en la visita al Europa, se encendieron las luces de alarma de manera prematura. Un equipo diseñado para estar arriba había firmado un inicio de temporada que distaba mucho de lo esperado, tanto en puntaje como en juego. Si el calendario podía ofrecer una tregua, no lo hizo. Le puso dos pruebas de fuego por delante. Un todo o nada en toda regla: paso adelante o enfermería.
Eldense e Ibiza aparecieron en la hoja de ruta de manera inmediata. Dos tiburones nadando en un mar de dudas. Luis César no tenía margen de maniobra, porque todo lo que no fuera ganar al conjunto alicantino le habría metido en problemas. Cuatro partidos sin ganar resultan un mundo para un Nàstic que proclamó desde el verano que el objetivo era subir y ser primero.
Nadie esperaba una reacción de tal calibre como la que ha firmado el conjunto grana en los dos últimos partidos. No es que el Nàstic haya sometido y apabullado a sus rivales. Tampoco ha sido necesario. Lo más importante es que el conjunto grana ha sido ampliamente superior en el marcador a dos cocos de la categoría: dos equipos llamados también a pelear por el ascenso directo y que han claudicado ante la eficacia grana. ¿Dónde ha estado la clave?
Para explicar la mejoría y las dos victorias frente a Eldense e Ibiza hay que arroparse en dos argumentos sólidos. El primero es que el conjunto grana ha subido su nivel defensivo. A nivel colectivo y, sobre todo, individual, ha dado un paso adelante. Frente al Eldense apenas sufrió ocasiones; frente al Ibiza, no pudo detener todo, pero emergió la figura de Dani Rebollo para hacerlo. Para eso están los porteros grandes de la categoría: para sacar a sus equipos de apuros.
Más allá de la actuación histórica de Rebollo bajo palos en Can Misses, las victorias en Ibiza y ante el Eldense no se pueden explicar sin la eficacia ofensiva del equipo. En una categoría en la que coleccionar ocasiones no resulta sencillo, marcar en la primera que tienes resulta demoledor.
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Eso ha hecho el Nàstic en las dos últimas jornadas. Frente al Eldense, Baselga se inventó un golazo de la nada y luego apareció Juanda Fuentes para marcar otro buen tanto y provocar un penalti que transformó Jaume Jardí. Frente al Ibiza, el reusense también fue protagonista: la primera clara que generó el Nàstic, la transformó. La segunda acción tuvo a Almpanis como protagonista. Ambas jugadas tienen un mismo hilo conductor: el conjunto grana robó, corrió y dibujó dos contras letales.
Dos líneas maestras
Ahora el panorama se ha aclarado para un Nàstic que ya está en puestos de play-off —anecdóticos a estas alturas— y que tiene el reto de seguir creciendo desde la victoria. Las bases que deben sumergir al conjunto grana en una racha ganadora están claras: seguir dejando la portería a cero y mantener la pegada en el área rival. Ambas facetas son claves para seguir sonriendo, aunque en otros aspectos hay margen de mejora.
El Nàstic se va a encontrar ahora con dos partidos diferentes, ambos en el Nou Estadi Costa Daurada. Alcorcón y Tarazona quieren ser los nuevos villanos de la película grana. Dos equipos con menos talento que Eldense e Ibiza, pero que van a ser huesos duros de roer, curtidos en la categoría, y a los que la racha del Nàstic no les hará titubear.
La categoría no entiende de amabilidades: da igual el rival, siempre compiten. Lo importante es centrarse en uno mismo. Este Nàstic ahora disfruta del confort de la victoria y debe aprovecharlo para crecer. Desde la victoria, siempre resulta más fácil. Pero la temporada no perdona y cada partido es una nueva batalla. El equipo sabe que, para seguir soñando con el ascenso, no hay lugar para relajarse: cada balón cuenta, cada acción importa.