Una rivalidad ‘in crescendo’

Nàstic y Lleida han ido tejiendo una enemistad deportiva en los últimos años

05 marzo 2021 06:40 | Actualizado a 05 marzo 2021 06:47
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Tarragona y Lleida siempre han mantenido una cierta rivalidad. Durante buena parte de la historia del fútbol catalán, ambas entidades representaban a sus respectivas provincias y una alternativa a los clubes de la capital, Barcelona. Entre todas las competiciones que han jugado los dos conjuntos, sea el Lleida o el actual Lleida Esportiu, se han medido en 75 ocasiones, siendo el tercer conjunto añ que más veces se ha enfrentado el club grana en toda su historia, según datos del periodista Enric Pujol en el libro ‘Gimnàstic. 125 anys fent història’ (Arola Editors, 2011). Las diferencias de categorías entre los dos han hecho que esos duelos se redujeran. Especialmente en los últimos años. Mientras el Nàstic vivía su época dorada en Segunda División (y en Primera, 2006/07) el Lleida se embarrancaba en Segunda B, con refundación incluída. Sucedió al revés en los 90. Los ilerdenses disfrutaban del fútbol profesional y de la élite (1993/94) en un tiempo en el que los granas sobrevivían en la categoría de bronce.

La falta de roce enfrió esa enemistad deportiva hasta que en las últimas dos temporadas se ha acrecentado exponencialmente. Mucho que ver tiene el hecho de que el Nàstic haya ‘pescado’ en aguas leridanas. Hace dos temporadas fue Pedro Martín. Un fichaje que supuso tensar las relaciones institucionales. El Lleida no negoció y el Nàstic se vio en la obligación de abonar la cantidad estipulada en su contrato como cláusula de rescisión. La marcha del goleador abrió una brecha entre aficiones que se mostró tanto en el encuentro de ida en el Camp d’Esports (1-0) como en el de vuelta en Tarragona (1-1). La actitud de futbolistas como Pau Torres, encarándose con la grada del Nou Estadi, no ayudó precisamente a enfriar los ánimos.

Las hostilidades entre clubes se incrementaron en el pasado mercado de verano. El Nàstic cerró la incorporación de dos futbolistas como eran Marc Trilles y Joan Oriol, que acababan contrato con el Lleida Esportiu. Al club de la terra ferma no le gustó perder a su capitán y a uno de los mejores laterales izquierdos de la categoría en beneficio de uno de sus principales rivales en el subgrupo 3A. Su reacción fue imposibilitar la salida de los jugadores incluso más allá del 30 de junio, fecha en la que finalizaban sus contratos, debido al ERTE que les había aplicado. Tanto Trilles como Oriol tuvieron que esperar hasta septiembre para poder firmar oficialmente por el Nàstic. Los jugadores criticaron los modos del club ilerdense y se enemistaron con una parte de la grada del Camp d’Esports.

Ni siquiera una temporada sin público en los campos ha rebajado el tono. Sigue habiendo muchos encontronazos en las redes sociales entre seguidores, denostando que la rivalidad se está acrecentando.

Pese a que hay en los dos bandos hay futbolistas que han vestido las dos camisetas (Trilles, Pedro y Joan Oriol, por parte grana, y Marc Martínez y Abraham, por parte azulada) los equipos tratarán de gestionar esa enemistad para que no les pase factura en el césped en el choque del próximo domingo en el Nou Estadi.

Los nervios vendrán más por la importancia para ambos que supone el partido. Para el Nàstic una victoria implicaría su acceso virtual a la Segunda B Pro, mientras que para el Lleida Esportiu acercarse a la zona de promoción de ascenso. Una derrota podría complicar mucho su acceso a la Segunda B Pro a los de Molo.

En Tarragona tampoco olvidan la manera en cómo se dejaron dos puntos en el Camp d’Esports de Lleida en la primera vuelta. Dos goles de Joan Oriol habían puesto el 0-2 en el marcador pero en cuatro minutos y un penalti inexistente los locales lograron el único empate que figura en el balance del Lleida en todo el curso.

Comentarios
Multimedia Diari