Retumbaba la música, muy moderna por cierto, en el nuevo taller de Juanlu Cuenca, justo enfrente del Estadi municipal, en el Polígon Agro Reus. Juanlu jamás dejó su oficio de vocación, la chapa y pintura. Ni siquiera renunció a él cuando su hijo Isaac (Reus, 1991) empezó a ganarse bien la vida sorteando rivales sobre el tapete verde. El extremo llegó a lucir esmoquin en la alfombra roja del Camp Nou. Con un tal Pep Guardiola como principal valedor de su talento. En 2011, le renovó el contrato en el Barça y el trayecto deportivo del reusense alcanzó el nivel ‘top’. Se hizo hueco en aquella constelación de estrellas casi de ensueño, comandada por Messi y capitaneada por miuras como Puyol, Xavi o Iniesta.
En mayo de 2012, un problema serio en el menisco le obligó a ponerse en manos del doctor Cugat para reparar su rodilla derecha. El proceso se alargó más de la cuenta. Hasta el punto que necesitó de una nueva intervención que le cortó el progreso durante más de un año. Isaac vio como su ciclo en el Barça había terminado. Una vez curado, miró hacia fuera para encontrar refugio. Lo halló en A Coruña, en el histórico Depor. El nuevo acomodo trajo irregularidad en el rendimiento. No terminó de romper su fútbol. Alternó actuaciones esperanzadoras con tardes de angustia. Consciente de que necesitaba una nueva aventura, Isaac decidió traspasar fronteras. En verano, cambió Riazor por Turquía. El BursaSpor, de la Superliga, le preparó el idilio. Y en esas anda. En busca de la chispa que necesita para enseñar su mejor versión.
Ni siquiera la distancia provoca que Isaac olvide a su gente. El pasado fin de semana aprovechó dos días de fiesta para coger un avión y presentarse en la inauguración del taller de papá. Fue la estrella. El gran reclamo. También para el alcalde, Carles Pellicer, que se pasó para ofrecer un empujoncito al nuevo negocio de Juanlu. Isaac estuvo acompañado por su actual pareja, la holandesa Imane Feger, con la que tendrá una niña dentro de cuatro de meses. «No sé si estoy preparado, pero sí muy ilusionado», comentó el futbolista, que además admitió que «en un día tan importante para mi padre no podía faltar. Siempre que puedo me gusta ayudarle porque se lo merece todo». No es para menos. Su madre, Coia, ejerció de anfitriona con un auténtico surtido de especialidades caseras que el personal degustó encantado. Todo para que la fiesta de Juanlu fuera completa. Al gusto de familiares y amigos.
Calidad en Turquía
Galatasaray, Besiktas o Fenerbahçe pueden llegar a sonar al futbolero de a pie. Cuesta más encontrar referencias sobre el BursaSpor, la nueva casa de Isaac. «Me he encontrado un club muy profesional. Sinceramente me ha sorprendido». No sólo eso. «En la Superliga militan futbolistas de mucha calidad, el problema es que aquí se conoce poco».
Cuenca, en todo caso, admira la pasión que muestran los hinchas por el fútbol. «Lo viven con gran intensidad y en los estadios es una gozada disfrutar de ese ambiente». Eso sí, el de Reus no descarta volver pronto al fútbol español. «Claro que me gustaría, pero quiero recuperar mi mejor nivel». Por cierto, de la lesión ni oír hablar. «Está olvidada. Fue duro, pero soy positivo y quiero mirar hacia adelante». Con una sonrisa gigante. Como la de Juanlu, orgulloso de su gente. Orgulloso de Isaac.